El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, puso en valor en el mensaje de Fin de Año la madurez y la entereza de la población para afrontar los acontecimientos que han marcado la vida pública en los últimos meses de 2019 y subrayó su confianza en la forma de ser de los canarios y las canarias, su carácter conciliador y solidario, para construir el camino hacia otra Canarias.
El presidente se dirigió a la población desde la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, que este año celebra el XX aniversario de la declaración como Bien Cultural Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En referencia a los acontecimientos a los que se ha enfrentado el Archipiélago en la segunda mitad de 2019, como el incendio de Gran Canaria, el cero energético en Tenerife o la quiebra de Thomas Cook, el jefe del Ejecutivo canario puso en valor el comportamiento ejemplar de la sociedad canaria, la unidad, el esfuerzo y la solidaridad común, que fueron claves para afrontarlos y que, aseguró, le conmovieron.
Asimismo hizo hincapié en que Canarias debe aspirar a más y debe anhelar todo lo bueno que pueda alcanzar. Ángel Víctor Torres, en su felicitación, también se comprometió a que el Gobierno de Canarias responderá a la emergencia social y medioambiental con la misma determinación que hasta ahora.
Resaltó que la unidad de acción es imprescindible para hacer de las Islas un territorio más justo, moderno y sostenible. Como principales retos destacó la justicia social, la lucha contra el cambio climático y la consecución de una Canarias igualitaria libre de violencia de género. Unos desafíos que vienen marcados también por el contexto internacional, con el Brexit y la desaceleración económica como principales condicionantes para el próximo año. Y como otra sus prioridades, señaló la necesidad de luchar por los que más han sufrido, entre ellos las personas migrantes que huyen de sus países en busca de una vida mejor.
A través de varias referencias literarias alusivas a la singularidad isleña, desgranó los condicionantes que históricamente han marcado la idiosincrasia de la población canaria, y cómo la insularidad ha moldeado los valores que la caracterizan, su fortaleza y su capacidad de aprendizaje.