FOTOS: Sergio Betancort
La cafetería El Príncipe de Arrecife, situada en las inmediaciones de la Iglesia de San Ginés, ha sufrido el segundo robo en poco más de dos meses. "La otra vez forzaron una ventana y ahora han roto el cristal", explica el dueño, que cree que en esta ocasión los asaltantes eran "profesionales".
"Esta vez han sido mucho más limpios", afirma. No obstante, precisa que los agentes de la Policía Nacional que han acudido a inspeccionar el local han podido encontrar huellas, tanto de zapatos como dactilares, a pesar de que los autores llevaban guantes.
Los hechos ocurrieron durante la noche del miércoles, pero el dueño se ha enterado del robo ya en la mañana de este jueves, al ir a abrir el bar. "Lo peor son los daños morales. Cuando llegas te sientes violado", lamenta.
En cuanto al daño económico, aún no ha podido tasarlo, pero explica que en la caja había solo unos 100 euros. Además, afirma que los asaltantes "fueron directos a la máquina de tabaco", que justo acababan de recargar el día anterior. "Estaba llena", precisa, señalando que se llevaron todos los cigarrillos, además del poco dinero en metálico que pudieron encontrar.
"Esta vez ha sido otra forma de actuar"
A esto habrá que sumar una vez más la reparación de "los destrozos" causados en el local, entre otras cosas en la ventana por la que accedieron y en la caja registradora, aunque señala que han sido "menos que en la otra ocasión".
Uno de los autores de aquel primer robo fue detenido pocos días después, a principios de abril, e incluso ingresó en prisión provisional tras pasar a disposición judicial, acusado de haber robado en otros dos negocios de la capital junto a otras personas.
"Esta vez ha sido otra forma de actuar", insiste el dueño, que señala que los agentes le han indicado que han encontrado dos tipos distintos de huellas, por lo que buscan a dos asaltantes. Ahora, confía en que las huellas, como ocurrió en la otra ocasión, lleven a dar con los autores. Además, apunta que también se revisarán las imágenes de la cámara de seguridad de un hotel cercano a la cafetería.
Respecto a las medidas de seguridad en su establecimiento, el propietario afirma que no tienen alarma ni cámara de seguridad. "Ahora tendré que instalar, pero no estamos ganando tanto como para invertir. Son momentos duros para todos", lamenta.
De hecho, el primer robo se produjo poco después de decretarse el estado de alarma, cuando el bar aún estaba cerrado. Al levantarse las restricciones, el propietario volvió a abrir el negocio, aunque este jueves ha tenido que retrasar la apertura al encontrarse con este asalto. "Tuvimos que esperar a que llegara la Policía Científica", relata, explicando otro de los perjuicios causados con este nuevo robo.
