Los párrocos de la isla están preocupados. Además del robo que la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios de Yaiza sufrió la pasada madrugada del sábado al domingo, otros templos eclesiásticos, como la Iglesia de Los Dolores, en Tinajo, o la de San Ginés, en Arrecife, han sufrido también hurtos últimamente.
Sin ir más lejos, la Iglesia de Los Dolores de Tinajo fue víctima de un hurto a plena luz del día hace aproximadamente 15 días, según cuenta su párroco, Santiago Quintana.
El suceso se producía a primera hora de la mañana, con las puertas de la iglesia ya abiertas al público. Entonces, desapareció "una hucha y toda la recaudación que se encontraba en los lampadarios de la parroquia", cuyos donativos "llevaban sin recogersedesde aproximadamente unos 15 días", según explica su párroco, Santiago Quintana, por lo que se calcula que pudieron llevarse "una cantidad importante de dinero". "Estamos muy preocupados ante los asaltos a las iglesias de la isla", señala el párroco de la Iglesia de los Dolores, quien añade que "es un atentado contra el patrimonio insular".
La Iglesia de los Dolores de Tinajo, que recibe a gran cantidad de peregrinos durante todo el día, mantiene sus puertas abiertas al público de momento, pero su párroco, Santiago Quintana, asegura que "si sigue esta racha habrá que buscar otras medidas".
San Ginés
La Iglesia de San Ginés en Arrecife también ha sido víctima de robos en distintas ocasiones. De hecho, hace unos días, según afirma su párroco, Miguel Hernández, "forzaron la puerta, aunque no llegaron a entrar", pero sí que lo hicieron en el año 2008, cuando el templo fue víctima de dos hurtos consecutivos en tan sólo un mes.
En aquel momento, la Policía Local detuvo a dos ciudadanos de origen magrebí como presuntos autores del robo, tras la alerta de un vecino de la zona que se encontraba en un bar cercano a la iglesia y observó cómo dos ciudadanos de origen magrebí pasaban de madrugada por la calle con un carro de la compra lleno de con varios objetos religiosos.
Los presuntos ladrones accedieron entonces al edificio por un ventanuco de la torre de la iglesia, cuyas rejas estaban forzadas, al igual que forzaron tres huchas que se encontraban en el interior de la Sacristía.
Entre los diversos objetos de valor que fueron sustraídos, algunos de los cuales fueron recuperados, se encontraban la corona de oro de la Virgen, un manto dorado, varios cálices, candelabros así como la llave del sagrario.
Entonces, el párroco de San Ginés, Miguel Hernández, declaraba que posiblemente los dos robos estuvieran perpetrados por "los mismos autores, que querrían venderlo como chatarra para sacar algo de dinero".
Robo de joyas
Estos robos se unen al sucedido la semana pasada en la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios de Yaiza, en el que desapareció la caja de joyas de la Virgen, en la que había "anillos, pulseras, medallas y cadenas de oro", según señalaba la voluntaria de la parroquia, Juana González, quien añade que, aunque según la denuncia estas joyas estarían valoradas en unos 10.000 euros, "podrían valer mucho más".
El suceso se produjo en la madrugada del sábado al domingo pasado, cuando los presuntos ladrones accedieron a la iglesia a través de una ventana de la Sacristía, dejando "la habitación vuelta del revés", contaba Juana González. "Yo llegué a la mañana siguiente y me llevé un susto tremendo, porque nunca había visto nada así", añadía.
Asimismo, se encontraron con todos los sagrarios rotos, además de estar "forzada la cerradura de uno de los lampadarios", con la suerte de que "la recaudación había sido retirada en la tarde del viernes, por lo que no se llevaron nada de dinero". El cáliz tampoco se encontraba en su sitio habitual, sino al lado de la puerta de la parroquia, posiblemente con la intención de habérselo llevado.
El párroco de Yaiza, Sixto Álvarez, que aseguraba que hace 15 días también les sustrajeron una hucha de la iglesia, explicaba que ha "dado cuenta al obispado de lo ocurrido, para ver qué hacemos". Eso sí, por el momento, la Iglesia de Nuestra Señora de Los Remedios de Yaiza se encuentra cerrada al público, abriendo sólo sus puertas "durante actos puntuales del día", según explicaba el párroco.
