El forense le ha dicho que hay un 95 por ciento de probabilidades de que el cadáver, que hace casi dos semanas aparecía en el maletero de un coche abandonado en Argana Baja, pertenezca a su hija. Esther Rodríguez lleva cinco meses buscando a hija Cathaysa Rodríguez que con tan sólo 18 años desapareció de su casa el pasado mes noviembre. Ahora espera desde hace más de una semana a que lleguen los resultados de las pruebas de ADN que determinen la identidad del cuerpo sin vida, que ella misma encontró. Y aunque en el fondo mantiene la esperanza de que finalmente no sea Cathaysa, a Esther le extraña que desde que un día saliera a llamar por teléfono a una cabina cerca de Los Alonsos, donde vive, no se haya puesto en contacto con su familia porque "si se fue por su propia voluntad, hubiera llamado ya que dejó dos niños atrás".
El comisario de la Policía Nacional, Juan Antonio Camacho, mantiene prudencia y no quiere pronunciarse hasta que no haya una comprobación definitiva de las pruebas. "No podemos decir nada, porque ¿y si nos equivocamos, y no es ella? ¿Qué pasaría?", explica el máximo responsable del cuerpo de seguridad del Estado. Lo cierto es que la falta de especialistas en Lanzarote ha demorado la realización de la autopsia y la evaluación de las pruebas de ADN para identificar el cadáver, lo que ha dado pie a un sin fin de especulaciones y a que la madre de Cathaysa no sepa al cierre de esta edición si su hija es el cuerpo que encontraron sin vida.
El suceso
El pasado 2 de abril, Esther salió a buscar a su hija, según cuenta, como ha hecho desde que despareciera en el mes de noviembre. "Pista que yo tenía, pista que le llevaba a la policía", explica Esther. Por eso en el mes de diciembre cuando le llegaron rumores, ya entonces, de que el cadáver de su hija podía estar en un maletero en el barrio de Argana Alta, "acudió a la policía, que después de investigar y rastrear la zona con helicópteros, le dijo que no habían encontrado nada".
Ahí se quedó esa pista, pero según la madre de Cathaysa no abandonó la búsqueda aunque evitó que su desaparición saltara a los medios de comunicación porque llegó a pensar que la tenían secuestrada. Aún así, la pasada semana decidió ir al barrio capitalino de Argana, porque un amigo de Cathaysa vive en la calle Tenderete."Me llamaron la atención esos tres vehículos", narra Esther, "porque yo tenía en la cabeza lo que me habían dicho en diciembre sobre que habían visto el cuerpo, que abrieron el maletero y le quitaron un reloj de oro. Y mi hija salió con un reloj de oro".
Su madre asegura que en su momento se interrogó a un sospechoso que al parecer había cogido el reloj. El comisario no ha querido entrar en detalles, pero asiente cuando se relata este hecho y certifica que durante estos meses "la madre ha ido a comisaría y han estado haciendo gestiones sobre su búsqueda". Una búsqueda que para Esther se estancó el pasado 2 de abril cuando encontró el cuerpo sin vida de una persona en el portabultos de aquellos coches que le llamaron la atención. "Vi como una animal muerto. Al levantar una bolsa y una chapa de madera, yo vi el cráneo de una persona y salí corriendo y en seguida llamé a la policía. Y de allí no nos movimos porque pensé que podía ser mi hija", cuenta la madre.
La noticia saltó a los medios, la policía ha guardado secreto de sumario, las especulaciones sobre la vida de Cathaysa han recorrido las calles de la capital, pero lo único cierto es que diez días después, al cierre de esta edición, sigue sin saberse no sólo las posibles causas de su muerte, sino la identidad de la persona.
Falta de especialistas
"La madre está yendo todos los días al juzgado y no sé qué le dirán allí. Debe ser duro que pienses que es tu familia", asume Juan Antonio Camacho, pero explica que la falta de especialistas en la Isla está retrasando la identificación del cadáver, porque "normalmente este tipo de casos ocurren de pascuas a ramos y tener un especialista para esto en Lanzarte no compensa, ni a la Autoridad Judicial ni al forense.
Los especialistas suelen estar en las capitales de provincia, sobre todo, donde hay Universidad, que son los que suelen venir a hacerlo. Son antropólogos e investigadores de otras disciplinas que dan clases en la facultad de Medicina legal y ayudan a los forenses". Y es que las condiciones en las que ha aparecido el cadáver requieren tratamientos especializados para la autopsia. Juan Antonio Camacho estima que la persona podría llevar muerta unos cien días y que las condiciones climatológicas han propiciado la momificación del cadáver.
Según fuentes policiales, el forense ya ha requerido a un equipo de Las Palmas y Tenerife para realizar la autopsia porque carece de medios para este tipo de casos, pero desconocen cuando llegarán a la isla. Por otra parte, las pruebas de ADN se están realizando en Tenerife y también pueden tardar en llegar los resultados. La madre de Cathaysa asegura que le han dado un plazo de una o dos semanas, pero el comisario no se atreve a asegurar cuántos días pueden demorarse. Las pruebas de ADN se están realizando a partir de unas muestras de saliva y de tejido epitelial de la madre y el padre de Cathaysa.
Los más aventurados han cercado ya la investigación al círculo de Cathaysa sin saber el nombre de la persona que se halló muerta, pero las líneas de investigación, según Juan Antonio, están abiertas y se baraja cualquier posibilidad, hasta que no se determinen las causas de la muerte y la identidad de la víctima. "Ya veremos como va la cosa, a ver si lo que dice la madre que ocurrió el pasado mes de diciembre tiene posibilidades para la investigación, pero primero dependemos de lo que diga el forense", reconoce el comisario.Esther, por su parte, aguarda agarrada a una pequeña esperanza, pero a veces da la batalla por perdida. "Pido que se haga justicia. Voy a mover mar y tierra porque lo que se le ha hecho a mi hija, no se le hace ni a un perro".