Cuatro días recordando lo más doloroso que le ha ocurrido en su vida. Cuatro días enfrentándose a su ex pareja sentimental, Antonio Ferreira, el mismo que acabó con la vida de su hija Yuliza Pérez. Hirma Altagracia no ha querido ver al portugués durante el juicio, que se ha celebrado esta semana en la Audiencia de Las Palmas. No se ha sentido con fuerzas. Ahora sólo espera que se haga Justicia. "Estaré tranquila cuando se le aplique la pena máxima al asesino de mi hija", asevera esta madre a La Voz de Lanzarote.
Hirma Altagracia se muestra preocupada. No confía en que Antonio Ferreira pase "el resto de su vida en la cárcel". Desea que le "caigan todos los años" que contemple la ley por asesinato y pide que cumpla toda la pena. "Por favor, que no salga a los 7 ó 10 años, porque va a seguir comportándose como un angelito con su maldad por dentro", advierte esta mujer. Espera que el juez se ponga en su lugar y, "si tiene hijas, que piense en ellas".
Los recuerdos que ha tenido que revivir durante el juicio le han dejado destrozada. "Lo he pasado muy mal, no quise ver al asesino de mi hija, me sentí muy impotente", relata Altagracia, quien asegura que no descansará hasta ver al asesino de su hija en la cárcel "de por vida".
A su parecer, durante el juicio se ha comprobado que Antonio "abusó de la confianza que Yuliza tenía en él". "Era muy astuto, nunca supe que estaba obsesionado por mi niña. Él sabía que si le descubría yo o Yuliza le íbamos a echar de casa", señala Altagracia. "Mi hija era muy lista, si se hubiera dado cuenta me lo habría contado, ella sabía si una persona estaba obsesionada con ella por una simple mirada", matiza.
Altagracia asegura que él "lo fingió todo" y que siempre decía que "quería a Yuliza como a un hija". "Cuando se iba con ella por ahí, presentaba a la niña como a su hija", describe.
Sin remordimientos
Las sospechas de Altagracia comenzaron durante las batidas para buscar a Yuliza, desaparecida el 7 de noviembre de 2007. "Siempre estaba metido en casa, sin remordimientos, como si no hubiera pasado nada. No buscaba, sólo hacía café para la gente que venía a ofrecernos ayuda", indica. "¿Quién, si no él, que no buscaba, iba a ser el asesino de Yuliza?", se pregunta.
A Hirma Altagracia todavía le quedan fuerzas para rememorar otro capítulo trágico que tuvo que sufrir tras la muerte de su hija. "Después de asesinarla, se metía en mi casa como si nada. Me fui a Santo Domingo a enterrar a Yuliza y me llamó un vecino para decirme que Antonio estaba durmiendo en mi casa, que se pasaba el día allí. Ya no éramos pareja, le había dejado", relata.
"Mis hijos de Santo Domingo no se lo creían. Mi hijo mayor me decía que tenía que ser un psicópata para cometer un crimen dentro de la casa y seguir entrando en ella como si nada pasara. Me decía que tenía que ser muy peligroso", insiste Altagracia.
El jurado popular ha emitido un veredicto en el que queda probado que Antonio Ferreira asesinó a Yuliza Pérez. "Como mínimo, deberá cumplir una pena de cárcel de 17 años y medio, ya que se le ha añadido el agravante de parentesco. Ahora el juez decidirá en su sentencia cuánto tiempo pasará en prisión", explica la abogada que ha ejercido la acusación particular, Rosa Callero.