En la sentencia la jueza toma en cuenta el escrito del Ministerio Fiscal en el que se explica que en el momento del suceso, el condenado Juan Francisco Dos Reis Oramas, "se encontraba en fase inicial de una esquizofrenia paranoide que disminuía bastante su capacidad para entender y querer las consecuencias de sus actos", si bien en ese escrito el Fiscal solicita ocho años de prisión para el agresor, así como la obligación de recibir tratamiento médico "como medida de seguridad".
Finalmente ha sido un año de prisión, inhabilitación especial "para el derecho de sufragio pasivo" y las costas judiciales la condena que ha recaído sobre Dos Reis Orama. Doce meses de prisión a los que hay que descontar, según especifica la jueza en su resolución 000090/2007, el tiempo que el condenado estuvo privado de libertad de manera preventiva, desde el 16 de junio del 2000 el hasta el 28 de noviembre del 2000, es decir, más de cinco meses. Actualmente está bajo tratamiento y control médico de su patología.
Un escabroso suceso
Los trágicos sucesos ocurrieron sobre las 21:00 horas del 15 de junio de 2000. Según se explica en la sentencia, el culpable, que entonces contaba con 26 años de edad, se encontraba asomado a la ventana de su casa, en la localidad de La Santa, en Tinajo, cuando fue increpado por Diego Juan López Escuriaza por haberle dado de comer a sus perros. Comenzó así una discusión en la que el fallecido golpeó a Dos Reis Oramas e intentó colarse por la ventana de la casa.
Fue entonces cuando Dos Reis, "en defensa de su integridad física y ante la violencia de Diego", según especifica el documento judicial, cogió una varilla que se encontraba en la ventana y "sin ánimo de causar la muerte", continúa la explicación, golpeó al fallecido en el ojo izquierdo que le rompió la pared lateral derecha de la órbita, penetró la cavidad craneal y atravesó el cerebro.
La herida le provocó un "hematoma subdural" que desembocó en un "shock mixto y fallo multiorgánico" que finalmente, terminó con su vida siete días más tarde. Curiosamente, Diego Juan López Escuriaza, que fue atendido en el Hospital General de Lanzarote, ocultó los hechos al médico que le atendió, a quien le dijo que "se había metido un hierro en el ojo" mientras trabajaba.
