"Vivimos en una sociedad materialista y hedonista"

Fiesta del Volcán. En el año de la eucaristía celebran los lanzaroteños la tradicional función en honor a Nuestra Señora de los Dolores, virgen de los volcanes. El próximo domingo 31 de julio tendrá lugar la Fiesta del Volcán a ...

27 de julio de 2005 (02:03 CET)

Fiesta del Volcán. En el año de la eucaristía celebran los lanzaroteños la tradicional función en honor a Nuestra Señora de los Dolores, virgen de los volcanes. El próximo domingo 31 de julio tendrá lugar la Fiesta del Volcán a partir de las 19.30 horas en la localidad de Mancha Blanca, en el municipio de Tinajo.

Para hablar de esta antigua tradición LA VOZ contactó con el párroco de la Iglesia de San Roque de Tinajo, Santiago Quintana Díaz.

Cada vez son más los creyentes que no dudan en desplazarse hasta Mancha Blanca para asistir a esta entrañable celebración. "Cada año va aumentando la cantidad de personas que se acercan para celebrar y cumplir con la promesa que se hizo en su día a la Virgen de los Dolores, con un sentimiento muy profundo por parte de la gente", señaló el sacerdote.

El Día del Volcán no es un día donde haya cochitos o casetas en el pueblo, porque probablemente se trate de una de las conmemoraciones más conmovedoras y solemnes en el calendario religioso de la Isla.

La tradición manda que sobre todo los pueblos de Tiagua y Tao han de cumplir con la Virgen, por aquella leyenda que dice que la santa salvó estas poblaciones de la lava del volcán, allá por el siglo XIX. "La promesa es hacerle una función a la Virgen, y entonces allí no caben otras celebraciones", recordó Quintana.

Hace unos años no era ésta una celebración multitudinaria. De hecho, muy poca gente se acercaba a la localidad de Tinajo para acompañar a la Virgen de los Dolores. Pero con el paso de los años, ha ido cogiendo tal fuerza que cada año las inmediaciones del santuario de Nuestra Señora del Volcán se ven concurridas de fieles llegados de todos los rincones de la geografía insular. "La gente ha retomado la historia y va tomando conciencia de que el pueblo de Lanzarote ha estado siempre ligado a la Virgen, y de hecho, es tanta la gente que llega que la misa se hace fuera, en el lateral de la iglesia, porque no cavemos dentro".

Crisis de la fe

El párroco comentó la supuesta crisis de fe cristiana que en la actualidad está viviendo la sociedad europea en general y la española en particular. "Ahora mismo hay circunstancias y retos difíciles en la sociedad, que tenemos que ver entre todos la forma de afrontarlos, pero hay mucha gente que sigue unida a Cristo y a la Iglesia", comentó Quintana, que reconoció que "mucha gente se ha alejado de la religión y otros se han marchado, pero algunos aún están buscando" a Dios, "pero en esa búsqueda estamos todos".

En una sociedad de consumo y filosofía de la juventud como en la que estamos viviendo, parece que apenas queda sitio para la reflexión espiritual, aunque sacerdotes como Quintana no son de la misma opinión y todavía encuentran un resquicio de esperanza para miles de almas descarriladas. "Ciertamente, los creyentes estamos ahora a la intemperie de una sociedad fuertemente materialista y hedonista", donde la búsqueda de placer es la base de la cultura de masas.

Quintana quiso hacer un poco de mensajero de la fe y llamó a todos los creyentes a "permanecer unidos al Señor, como la Virgen María, que hizo de su vida la voluntad de Dios". Y así, "el creyente tiene que confiar plenamente en el Señor, cumplir su voluntad, y confiar en que Él tiene la última palabra, y no los hombres".

Pero ese sería el camino del cristiano practicante, comprometido con la causa de Cristo, pero en el caso de las ovejas negras y descarriadas, Quintana señaló que "nadie está perdido para Dios y para la Iglesia". El párroco se mostró comprensivo con aquellos que han perdido la fe diciendo que "a las muchas personas que han tenido dificultades en la vida les invitaría a que busquen a Cristo, a que escuchen su palabra, a que se acerquen a la iglesia, para que puedan descubrir a Jesucristo vivo, presente en sus vidas, pero sin poner barreras para que el Señor entre" en su fuero interno.

Pero resulta extremadamente difícil para el hombre actual encontrar algo sagrado en la villa del Señor. Y entonces lo que aconseja el sacerdote de la Parroquia de San Roque es que se debería "escuchar, no oír la palabra del Señor, dejar que esa palabra se haga vida en nosotros, y entonces en los sacramentos, cuando se contempla a Cristo dando su vida por nosotros en la Cruz, eso nos llena de un gozo impresionante, porque sabemos que todo un Dios se acerca a nosotros para darnos su salvación".

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