Una vida de poesía tras los muros de la cárcel

El preso poeta. Así se hace llamar a sí mismo Francisco Rodríguez Soto o Curro, como prefiere que le llamen. Un hombre que ha tenido mucho de preso, pues ha pasado parte de su vida ingresado en distintas ...

4 de abril de 2011 (01:09 CET)
Una vida de poesía tras los muros de la cárcel
Una vida de poesía tras los muros de la cárcel

El preso poeta. Así se hace llamar a sí mismo Francisco Rodríguez Soto o Curro, como prefiere que le llamen. Un hombre que ha tenido mucho de preso, pues ha pasado parte de su vida ingresado en distintas cárceles de la geografía española, entre ellas la de Tahíche, pero también de poeta, pues en prisión se sumergió en el mundo de la literatura hasta hacer de las letras su vida. Este ex convicto, enamorado de la poesía, espera que alguien le ayude a publicar su libro "Hijos de las sombras", que en pocos días presentará en un bar de Palma de Mallorca. Un recopilatorio de los escritos que año tras año ha ido configurando tras los muros de las cárceles en las que ha estado.

Curro nació hace 54 años en Granada. La vida le llevó hasta Palma de Mallorca, donde su trabajo en la noche mallorquina como relaciones públicas de varias discotecas le llevó a caer en el mundo de las drogas y más concretamente en el de la heroína. "Me tropecé con gente que tenía que haber esquivado y no supe. Si no hubiera caído en la droga, ahora tendría mi vida organizada, pero la droga lo rompió todo", cuenta.

Y evidentemente, la droga cambió su vida. Tanto que a los 25 años le llevó por primera vez a prisión condenado por robo a un cobrador del Banco Popular. "Cumplí cinco años en el penal de Ocaña I, un penal de máxima seguridad. Cuando salí, uno de mis hermanos, que vivía en Lanzarote, me dijo que fuera a vivir allí con él, que allí no había droga, pero me engañó, porque al tiempo de llegar descubrí que él mismo también consumía", recuerda.

Y así llegó a Lanzarote, donde la droga siguió formando parte de su vida. "Todo eran robos y más robos para consumir y Tahíche para arriba y Tahíche para abajo. Pasé más tiempo en Tahíche que fuera", relata. Así, en el año 89 Curro ingresó en la prisión lanzaroteña donde, según afirma, aunque estuvo en un ir y venir con traslados a otras prisiones, pasó al menos 4 ó 5 años de su vida. Y fue precisamente en Lanzarote donde descubrió su pasión por la literatura, gracias a un libro de Miguel Hernández.

El libro llegó a sus manos en Tahíche a través de uno de los miembros de la organización maoísta Bandera Roja. "Ingresaron tres de ellos en prisión y yo un día discutía con ellos sobre la violencia. Entonces, uno de ellos me dijo: Si hasta Miguel Hernández alentaba a las armas. Yo ni sabía quién era. Me dejaron un libro y empecé a leerlo. A partir de ahí, me metí en la vida de ese hombre y empecé a escribir".

Siete premios literarios

Para ello necesitó ayuda. Y es que, dice Curro, entonces "no sabía hacer ni la O con un canuto". Y fue precisamente un funcionario de la prisión de Tahíche, a quien Curro recuerda con mucho cariño, quien le ayudó a dar los primeros pasos. Bernardo Menéndez, como así se llamaba este hombre que ya falleció, enseñó a Curro todo lo que sabía de la poesía y le animó a participar en el Concurso Nacional de Cartas de Amor, organizado por la Secretaría de Asuntos Penitenciarios.

Un concurso donde Curro se alzó con el primer premio en el año 92 con su "Carta de amor a Isamar", entre los más de 1.000 trabajos que se presentaron. Isamar era una mujer que también estuvo presa en Tahíche, con la que Curro mantuvo una relación y con la que se carteaba cuando ella fue trasladada a Tenerife. Una historia que al final no salió bien. "Nos estuvimos escribiendo durante 8 ó 10 meses hasta que me enteré que tenía algo con otro. Fue una frustración para mí, no supo valorarme y me decepcionó por completo. Se perdió una bonita historia de amor".

Aún así, esta historia de amor le trajo el primero de sus premios literarios. Y es que no es el único galardón que Curro ha ganado gracias a la literatura, sino que en su haber cuenta con seis premios más. Dos años más tarde, volvió a presentarse al Concurso de Cartas de Amor, donde consiguió el tercer premio. Asimismo, en el año 95 se presentó al Premio de Poesía Proyecto Patio de APROMA, donde se alzó con el primer y tercer premio. Concurso en el que dos años más tarde consiguió el segundo lugar y un accésit. Por último, también en el año 95, ganó un concurso de artículos periodísticos en el Diario de Jaén, con su artículo "Rehabilitación o manipulación".

Rehabilitación

Hace tan sólo unos meses, en diciembre de 2010, que Curro salió de prisión por última vez. Y es que, aunque según asegura que consiguió dejar las drogas en el año 2007, tras ello sufrió un trastorno mental que le llevó a protagonizar un altercado con la Policía Local de Palma de Mallorca, por lo que cumplió una condena de dos años. "Estos dos años, al estar desenganchado, me han ayudado a pensar en lo que quería en mi vida", afirma este ex convicto.

Y precisamente, una de las cosas que Curro tiene claras es que no volverá a recaer en la droga. "La droga ahora me da asco. Llevo cuatro años sin probar nada y ahora hago un juicio de valores y si cambiara la felicidad y el entusiasmo que tengo, por lo que he tenido antes, que me ha mantenido esclavo toda la vida, sería tonto", afirma. Y en todo ello le ha ayudado mucho una persona, de la que no quiere revelar el nombre, a la que en sus poemas llama "Cigüeña del Valle". Una abogada de Lanzarote que, según cuenta Curro, le ha apoyado mucho moralmente. "Siempre ha estado ahí, a pesar de las veces que la he decepcionado. Le debo la vida".

Un libro reflejo de su vida

Ahora Curro quiere dedicarse plenamente a la literatura y conseguir que alguien publique su libro "Hijos de las sombras". Un recopilatorio de los poemas que año tras año ha ido escribiendo tras los muros de las cárceles y que en las próximas semanas presentará en el bar El Anticuario de Palma de Mallorca.

Un libro donde según Curro se puede encontrar "dolor, pena, sufrimiento, decepción, mucha droga, mucha cárcel y mucho arrepentimiento". En definitiva, un reflejo de lo que ha sido su vida y con él que espera concienciar a la gente que, por algún motivo, vive en un entorno relacionado con la droga. "Si hay que cruzar un puente y hay tres que lo cruzan primero, tienen la obligación moral de decirle al resto cómo se cruza ese puente", señala Curro, que dice que espera que su padre, que se murió "con la pena" de no verle rehabilitado, le esté viendo ahora desde algún sitio.

TEXTOS DEL "PRESO POETA"

[Carta de amor a Isamar->52125]

[Lágrima contenida->52126]

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