Hace dos semanas se asomaba por la ventana y observaba una ciudad activa, llena de coches y autobuses, de personas corriendo de un lugar a otro. Hoy, México Distrito Federal es un lugar fantasma. La lanzaroteña Clara Álamo vive desde hace años en esta ciudad, que ahora no reconoce. "Está paralizada, la poca gente que anda por la calle va con mascarillas", afirma desde la capital mexicana, sumida en una crisis por la "nueva gripe", que ha causado la muerte de más de 150 personas y que se está expandiendo por el mundo. En Canarias, de momento, se investiga el primer caso.
Álamo lleva sin salir de casa más de una semana para no exponerse a la enfermedad y evitar cualquier tipo de contagio. Su marido, sin embargo, acude a trabajar a su laboratorio farmacéutico desde el que se pone en contacto con las autoridades sanitarias para seguir la evolución de la "nueva gripe", también denominada gripe porcina.
El Gobierno de México ha recomendado a los habitantes que durante estos próximos cinco días, que se celebra el Día Mundial del Trabajador y la Batalla de la Puebla, no salgan de sus hogares. "Si la ciudad ahora está medio paralizada, desde mañana no se verá a nadie por la calle", lamenta la conejera.
Según relata Álamo en [conversación telefónica con "La Voz de Lanzarote",->27181] la alarma oficial saltó el pasado día 23 de abril, pese a que semanas antes se produjeron los primeros contagios. "El día 23 se suspendieron las clases en los colegios, el 25 se cerraron los restaurantes que, sin embargo, un día más tarde volvieron a abrir. Había mucha confusión y, en esos momentos, no se conocían muchos datos", cuenta esta lanzaroteña. La enfermedad siguió expandiéndose y el día 27 el Gobierno mexicano decidió paralizar todas las actividades, a excepción del transporte y de los comercios farmacéuticos.
Protocolo sanitario
Todo México sigue ahora un protocolo sanitario para evitar el contagio de esta nueva gripe. "Cada vez que mi marido va al laboratorio se pone un cubre bocas, al igual que la niña que viene a trabajar a casa. Lavamos la casa continuamente con antibacteriales", explica.
Los medios de comunicación emiten constantemente programas para enseñar a la ciudadanía este protocolo. "Nos dicen cómo envolver los pañuelos y como tirarlos, ya que en ellos puede quedar el virus. Están repartiendo guantes en el metro para no tocar barandillas, nos dan gel antibacterial y recomiendan que usemos cloro para lavar todos los utensilios de casa", señala Álamo. "Habrá que aprovechar este puente para que toda la familia se ponga a limpiar la casa", ironiza.
El primer día que se hizo pública la noticia sobre la gripe porcina el pánico se apoderó de México. "Nos llamaban amigos para que fuéramos al súper porque se preveía un desabastecimiento. Mi marido se pasó el día comprando, tengo la casa llena de comida y, al final, tampoco ha sido para tanto", explica la conejera, quien se muestra preocupada por la difícil situación sanitaria que está viviendo pero, sin embargo, asegura estar cada día "más tranquila".
Álamo no se ha planteado abandonar México, aunque su marido se lo recomendó cuando murió el primer afectado por la enfermedad. "Quería que me fuera a España, pero yo no me monto en un avión ni loca, ahí sí que puedes contagiarte. Además, ahora estoy tranquila. El presidente, Felipe Calderón, nos ha dicho que la situación va mejorando", confía.
Situación de alarma en los aeropuertos
La situación que se vive en los aeropuertos del país, además, es propia de una pandemia. "Están en alerta máxima. No han dejado volar ya a varias personas. Han puesto pantallas para medir la temperatura y, si se sospecha que el pasajero haya sufrido un contagio, no se le deja montar en el avión. Hay gente que ha querido salir del país hacia Cuba y Argentina y no se lo han permitido. Creo que es conveniente que se suspendan los vuelos a México hasta que se controle la enfermedad", apunta Álamo.
La lanzaroteña vive en la ciudad mexicana donde más casos de gripe porcina están surgiendo. Hubo momentos, según relata, que incluso se llegó a barajar la posibilidad de que más de 5.000 personas sufrieran la enfermedad. "Ahora la gente está más tranquila, y ya no existe tanto pánico", destaca Álamo, quien confía en que México se recupere y no sufra una debacle turística.
Asimismo, trata de tranquilizar a los habitantes del país centroamericano, muchos de los cuales creen que no hay medicamentos ni vacunas para todos. "Hay de todo, los hospitales están llenos de recursos, no faltan fármacos", asegura la conejera. En estos momentos, tan sólo es posible adquirir un medicamento con receta médica para tratar de evitar el mercado negro, que comienza a aprovecharse de este desastre sanitario. "Hubo hasta negocio con mascarillas. El Ejército salió a la calle a regalarlas y algunas personas comenzaron a revenderlas por tres euros, cuando sólo duran seis horas".
"Ahora todo está más calmado. La gente se lo está tomando en serio y acata las recomendaciones del Gobierno", dice esta lanzaroteña con acento mexicano.
[Escuche la entrevista telefónica->27181]