Silvia Arroyo, residente en Berlín, es una autodidacta y futura científica que con 17 años empezó a escribir "El extravagante mundo de los cuantos", un manual que ya se usa en la universidad como libro de texto

Una joven lanzaroteña revoluciona la comunidad científica con su libro sobre física cuántica

La prensa alemana anda revolucionada. La causa no es ninguna negociación de la Unión Europea, ni decisiones polémicas del gobierno de Ángela Merkel. Los más prestigiosos catedráticos de física de ...

28 de abril de 2006 (02:16 CET)
Una joven lanzaroteña revoluciona la comunidad científica con su libro sobre física cuántica
Una joven lanzaroteña revoluciona la comunidad científica con su libro sobre física cuántica

La prensa alemana anda revolucionada. La causa no es ninguna negociación de la Unión Europea, ni decisiones polémicas del gobierno de Ángela Merkel. Los más prestigiosos catedráticos de física de las universidades germanas asisten sorprendidos a un nuevo descubrimiento y no se trata de una nueva partícula del universo.

La responsable de la revolución se llama Silvia y tiene 20 años. Es una estudiante berlinesa, pero con sangre conejera. De madre alemana y padre lanzaroteño, Silvia Arroyo Camejo, se ha convertido en la erudita en física cuántica más joven de la historia. Cuando todavía era una adolescente de 17 años, decidió explicar el mundo de la física cuática y comenzó a escribir todos los conocimientos sobre la materia, que había acumulado en su cabeza durante años de voraz lectura. Tres años después, sus horas frente al ordenador dieron como resultado un manual de 255 páginas titulado "El mundo insólito de los cuantos".

La física cuántica es un misterio para la mayoría de los mortales, aunque para Silvia es una pasión que, desde luego, conoce bastante bien.

A los 6 años, en vez de quedarse embobada frente a los dibujos animados de la televisión, Silvia ya hacía preguntas "comprometidas" a sus padres acerca de la formación del Universo.

Hoy estudia, como no podía ser de otra manera, la carrera de Física en la universidad. Con 12 años ansiaba conocer los secretos de los agujeros negros, sus preguntas eran cada vez más técnicas. Pronto sus intereses se centraron en la física. Los conocimientos de sus profesores se quedaron cortos para responder a sus cada vez más complicadas preguntas, así que decidió recorrer las librerías de Berlín en busca de aquellos libros que fueran capaces de saciar su necesidad de saber.

"Gastábamos cientos, miles de euros sin saber lo que ella estaba haciendo, sin saber con seguridad si todo lo que hacía tenía pies y cabeza" explica Bartolomé Arroyo, padre de la joven escritora, que ejerce como cirujano vascular en Berlín y que no duda en reconocer la preocupación que en algunos

momentos sentía cuando " no podía ayudarla en nada, porque no entendía la materia sobre la que escribía" continúa, "así que la apoyamos siempre al máximo con los medios que teníamos a disposición, o dicho de otro modo: libros, libros y más libros".

La física se convirtió en el hobby de Silvia desde los 13 años y a partir de ese momento sus lecturas se han centrado en esta materia. "No le gustan las novelas, sus libros son todos de física, prefiere leer aquello que le permita conocer los mecanismos del mundo".

A lo que no se resiste esta "física precoz", es a pasar los veranos en la casa en la que vive su abuela Emma, en pleno Charco de San Ginés , donde ocupa su tiempo con su familia navegando en el pequeño fueraborda de sus padres.

Durante su adolescencia, Silvia era muy casera, no le interesaba salir con sus amigos, la televisión o los cantantes de moda. "Ella consideraba que la televisión y las salidas con amigos eran una pérdida de tiempo, sólo salía en contadas ocasiones para no hacer el feo o no quedar en mal lugar y así poder mantener sus contactos", explica su padre, quien llegó a preocuparle la posibilidad de que los únicos amigos de su hija

llegaran a ser los libros.

Aunque es casi un prodigio, Silvia como todos los estudiantes, tiene sus asignaturas "enemigas". "No le gusta nada la lengua francesa, el latín o historia" y adora la química y las ciencias en general.

Cuando hacia el mes de mayo de 2005 terminó su manuscrito, acudió al profesor H. Dieter Zeh, catedrático de física cuántica de la universidad de Heidelberg, que quedó maravillado con lo que acababa de leer, "estoy impresionado por la profesionalidad, amplitud y actualidad del contenido" declaró el profesor, "supera a algunos libros de texto universitarios".

Inmediatamente el profesor Zeh se puso en contacto con la conocida editorial Springer, reputada por los sesudos textos científicos que publica, para recomendarles que se encargaran de sacar a la calle el tratado de Silvia.

La editorial se puso manos a la obra y planificó la publicación del libro para el día 21 de febrero de este año, pero en esa fecha, ya se había vendido toda la primera edición a través de la librería virtual Amazón. Las buenas críticas de expertos que tuvo el libro y el bombazo que supuso en la prensa hizo que la editorial decidiera publicar una reimpresión del manual con 20.000 ejemplares.

Los alumnos del Instituto de Física Teórica de la Universidad de Viena, ya estudian " El insólito mundo de los cuantos" como uno de los libros de texto de cabecera. El profesor Reinhold, que imparte clases en la universidad de Viena e introdujo el libro como manual de obligado estudio para sus alumnos, afirma que Silvia "explica con extrema precisión y entusiasmo los principios de la física cuántica moderna, de un modo cautivador y ameno".

Con estas críticas de catedráticos de física de reconocido prestigio en el mundo científico, no es de extrañar que la prensa alemana se rifara a esta joven para conseguir una entrevista.

Silvia, en su afán por plasmar sobre el papel lo que ella entiende acerca de los mecanismos del universo, ya tiene en mente la redacción de dos nuevos volúmenes en los que tratará temas como la astrofísica, la cosmología y el origen del universo.

Desde hace unos meses la joven escritora se ha independizado. Vive cerca de la universidad en la que estudia, en un pequeño piso que comparte con una amiga. "Creímos que era lo mejor porque nosotros vivimos a 35 kilómetros de la universidad y perdía mucho tiempo en el transporte", explica su padre.

Además de sus estudios, a Silvia le queda tiempo para colaborar en un instituto berlinés de investigación sobre energía solar y relacionarse con el grupo de amistades que ha formado entre sus compañeros universitarios.

Este verano Silvia tendrá que cambiar sus habituales vacaciones familiares en Lanzarote. Su destino durante los meses de julio y agosto, será otra isla: Tenerife. Hace apenas dos semanas el Instituto de Astrofísica de Canarias le ha ofrecido una beca para trabajar codo con codo con los científicos canarios, "este año Silvia se queda sin venir con nosotros a Lanzarote", afirma su padre.

Emma, la abuela lanzaroteño de Silvia

"Lo de esta niña es un don"

Emma es la orgullosa abuela de Silvia, pero reconoce que sus 8 nietos son muy inteligentes, "aunque esté mal que lo diga la abuelita, pero es verdad", confiesa Emma, "lo de esta niña es distinto, es un don especial". La gente le pregunta qué carrera ha estudiado su nieta, "pero yo les digo que a penas ha empezado a estudiar en la unversidad".

Afirma que le gustaría verla más a menudo "todos los veranos viene algo más de 20 días, en los que vamos a Fariones, de pesca, vienen a comer a casa...las cosas normales que hace cualquier familia". Emma recuerda que cuando Silvia tenía 3 o 4 años "siempre venía con una colección de cuentos de la biblioteca pública". Más adelante, aprovechaba cualquier momento para coger los libros y "empezar a hacer cálculos y más cálculos".

Le encantaría poder leer el manual de su nieta en español, "ahora mismo sería para mí un galimatías: física cuántica y en alemán", explica divertida, pero no dudó en comprarse libros de introducción a la materia "para llamar la atención de mi nieta y tener un tema de conversación con ella".

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