Una flor. Un recuerdo. Una lágrima. El camposanto se convierte en un ir y venir de rostros emocionados. Cada primero de noviembre se repite el mismo ritual, y aunque los sentimientos son cambiantes, un halo de nostalgia permanente recubre cada escena. En esta ocasión, la lluvia acompañó a todos aquellos que quisieron rendir un particular homenaje a sus seres queridos. Cientos de personas se acercaron a los cementerios de toda la Isla, convirtiendo la ausencia en recuerdo.
El 1 de noviembre es un día para pensar en la muerte, dentro de una sociedad que apuesta por la vida. Lo demuestran cada día los laboratorios que buscan, incansables, soluciones para todo tipo de enfermedades y dolencias, los ancianos que luchan por no sentirse abandonados en su día a día, los ecologistas que apuestan por la protección del medio ambiente, los inmigrantes que se juegan la vida en el mar, los tetrapléjicos que buscan soluciones a sus barreras... Cada rincón del mundo es un homenaje a la vida, y desde sus orígenes, al hombre le resulta más fácil luchar por ésta que afrontar un misterio como la muerte.