Antes de que a Alessandro Donato le fuera implantada una prótesis el pasado mes de enero, él se movía en silla de ruedas tras el accidente, aunque reconoce que la "falta de accesibilidad en Arrecife" le provocaba "pereza" a la hora de tener que salir a la calle. "A veces uno prefiere quedarse en casa para no tener que dar una vuelta increíble para hacer un trayecto que en realidad es de 50 metros", señala.
Y es que, según asegura este vecino de Arrecife, la ciudad "está llena de trampas", de forma que si "uno no tiene a alguien que le ayude, la cosa se hace frustrante", ya que te puedes encontrar, por ejemplo, con "pasos de peatones que por un lado tienen una bajada y por otro el bordillo". "Te das cuenta de cosas que antes ni imaginabas. Un bordillo de 15 centímetros se trasforma en una pared", explica.
Alessandro reconoce que "la ciudad está poco preparada" y que "se podría hacer mucho más" por adaptarla. "Yo, por suerte, ahora llevo mi prótesis, pero hay mucha gente que tiene problemas más graves que el mío y viven en una silla de ruedas", describe Alessandro."Toda la vida tener que dar una vuelta increíble para comprar el pan es algo muy fuerte, cuando se puede arreglar".