Desde todos los rincones de la isla, e incluso desde La Graciosa, partieron miles de personas para darse cita en la tarde de este sábado en Mancha Blanca. La virgen de Los Dolores volvió un año más a mover masas, al ritmo de la música popular canaria.
Mientras sonaban los timples, los romeros acompañaban el paso una vez más con los productos de la tierra para coger fuerzas, y por supuesto regaban el viaje con las bebidas que nunca faltan en esta cita.
Autoridades políticas del Gobierno de Canarias, con su presidente Paulino Rivero a la cabeza, y representantes de las instituciones insulares también volvieron a darse cita en un evento que el alcalde de Tinajo, Jesús Machín, volvió a definir como todo un símbolo de la canariedad.
Un año más, las generaciones se unieron en un trayecto de devoción y fiesta, y niños y mayores compartieron una jornada a la que cada año, también se siguen sumando personas de otras islas, además de residentes que sin ser lanzaroteños de nacimiento, quisieron compartir este fervor popular de la isla.
Timples, pejinesy potas se mezclaban con el colorido de los trajes tradicionales, que iluminaron los caminos que este sábado llevaban a los pies de la Virgen de Los Dolores, que volvió a recibir las ofrendas que los romeros pusieron a sus pies al llegar a Mancha Blanca.
Incluso los animales se unieron un año más a esta cita, ayudando a portar los presentes para la virgen y los víveres de los romeros para aguantar el trayecto, durante el que hicieron varias paradas para reponer fuerzas.
Y al final del camino, un año más, la ermita de la virgen que según la tradición, logró parar la lava, y que sigue recibiendo la gratitud y devoción de los lanzaroteños en el día con más arraigo popular.