Compartir su testimonio y experiencia como misionera comboniana. Eso es lo que Sor Expedita Pérez ha venido a hacer a Lanzarote dentro de la Campaña del Domund 2011. Una jornada mundial de las misiones que pretende llamar la atención de los católicos para apoyar la causa misionera.
Sor Expedita Pérez nació en Gran Canaria hace 51 años, pero hace 29 dejó las Islas. La vocación religiosa y misionera la llevaron hasta El Cairo, donde estuvo aprendiendo árabe. Tras su paso posterior por Roma, donde concluyó sus estudios sobre el Islam, puso rumbo a Sudán como misionera comboniana.
Era el 18 de septiembre de 1996 cuando Sor Expedita partió hacia Sudán. Un día que esta misionera recuerda perfectamente. "Llegué allí a las 4 horas de la mañana. Me chocaba que me hicieran llegar de madrugada, pero cuando se abrió la puerta del avión, lo entendí. Según abrí la puerta, retrocedí inmediatamente, porque me parecía entrar en un horno. Las altas temperaturas del Sudán y las tormentas de arena impiden que los vuelos puedan llegar o despegar de día. Lo hacen de noche, porque la pista no está tan caliente y las tormentas de arena disminuyen un poco", explica.
En Sudán, estuvo 8 años. Primero, en el norte del Kordofán, una zona del centro de Sudán.Luego en Wadmani, una zona verde de la región situada entre el Nilo Azul y el Nilo Blanco "linda y productiva", según explica Sor Expedita. Y, los dos últimos años, en la zona de la Antigua Nubia, en el norte de Sudán, en el desierto. Un lugar donde, recuerda, "lo normal son 50 o 60 grados de temperatura". "No duermes de noche bien, te despiertas sudada completamente y luego está el problema de los mosquitos, que tienes que protegerte. Pero la gente nace, vive y muere allí y, por tanto, nosotros también podemos hacerlo", señala la misionera comboniana, quien no entiende su vida de otra manera. "Si no existiese la vocación religiosa y misionera, no sabría quién es Expedita", sentencia.
Su día a día en Sudán era una rutina. Sor Expedita se levantaba a las 4 horas de la madrugada. Una hora a la que "ya hay luz y las temperaturas no son muy altas". De 4:30 a 5:30 horas, tenía su oración personal y, a las 6 horas, el rezo de Laudes y la Eucaristía, "con la comunidad de sacerdotes misioneros y con los laicos que caminaban hasta allí para rezar". Después, y tras un desayuno, Sor Expedita ponía rumbo a algún poblado. "El más cercano estaba a 15 kilómetros y el más lejano a 180", explica. Allí, visitaba la escuela, para comprobar si faltaba algún niño, profesor o cocinera. "Si faltaba la cocinera teníamos que ponerles el desayuno, porque los niños con hambre no se quedan en la escuela". Después, si le quedaba tiempo, visitaba a los enfermos del poblado y, a las 13 o 14 horas, regresaba a casa.
Pero el día no quedaba ahí. Tras comer, Sor Expedita, iba a visitar a los enfermos del hospital. "Les llevaba mensajes, comida, inyecciones e incluso jabón si lo tenían que operar, todo. Porque allí todo hay que pagarlo. No hay nada gratis. Ni educación, ni sanidad", señala. A las 5 horas regresaba de nuevo a casa, y, tras rezar las Vísperas y compartir un rato con las hermanas de la comunidad, dedicaba la tarde a la promoción de la mujer. "Cada día iba a un poblado diferente y participaba con las mujeres en las actividades que tenían, desde el curso de alfabetización hasta la catequesis para los distintos sacramentos, o con las que hacían trabajos manuales o aprendían a coser. Algo que les ayudara a ellas a colaborar en la economía familiar", explica. Sobre las 20 horas, Sor Expedita volvía de nuevo a casa y, tras cenar y compartir de nuevo un rato con las hermanas, a eso de las 21:30 horas "caía redonda en la cama". Los sábados y domingos estaban dedicados exclusivamente a la Pastoral Cristiana.
El 22 de diciembre de 2004, Sor Expedita regresó a Europa, concretamente a Italia, donde estuvo trabajando tres años en la Pastoral Misionera y Juvenil. Después, iba a regresar a Sudán, pero un chequeo médico la llevó a tener que ser operada de urgencia. "Me tenía que recuperar y pasar ciertos controles médicos, así que me quedé otros dos años más, esta vez en España, en Madrid, y ahora regreso a tierra de misiones", cuenta Sor Expedita, quien afirma que esta es su "vida" y que ya está totalmente "recuperada". "Como una chiquilla de 15 años, gracias a Dios", añade.
El terror de la guerra y el hambre
Ahora, en dos meses, Sor Expedita pondrá rumbo a Egipto aunque, todavía, no sabe a qué región irá. "Espero que no me toque El Cairo, con todo el corazón. Me gusta más el campo, la vida sencilla, la gente más necesitada", señala la misionera. Aún así, añade, "cuando se trata de compartir y, sobre todo, el tesoro más grande, que es la libertad y la plenitud que Jesús de Nazaret no da a todos, a mí donde quiera que me manden, voy a compartirlo".
Sor Expedita cree que es necesario que la gente comprenda la realidad que existe en estos países, donde se vive con el "terror de la guerra" y "la gente muere de hambre" y, sobre todo, conocer las razones verdaderas de esa pobreza y esas guerras las cuales, a su juicio, cree que se muestran "distorsionadas". "Se nos dice que son países pobres, pero no es verdad, son países empobrecidos. Quiere decir que las dinámicas mundiales para el comercio y las economías se rigen porque hay que empobrecer al sur del mundo, para que el norte siga siendo siempre más rico".
"Tienes que ayudar a comprender que hay otra realidad,que es mucho más dura de lo que aquí se vive o se ha vivido y que, por vocación cristiana, estamos llamados a tenerla presente en nuestra vida, en la oración, pero también en las elecciones que hacemos día tras día, de consumo, de cómo usamos nuestro tiempo, nuestras capacidades y todo lo que tenemos", señala Sor Expedita, quien cree que aquí"nos olvidamos" pronto de esta realidad y que parte de la culpa la tiene "la televisión". "Me escandalizo cuando veo imágenes de hambre en Kenia, Somalia, Etiopía o en el mismo sur de Sudán e, inmediatamente, aparece una noticia estúpida del divorcio de no se quién. ¿Dónde está el criterio para hacer una escala de noticias respetando la profundidad de cada una de ellas".
Aún así, Sor Expedita es consciente de la situación de crisis que hay en Españapero, afirma, "no tiene nada que ver con lo que se vive allí". "En Gran Canaria, los almendros están llenos de almendras, las tuneras están llenas de tunos, las higueras llenas de higos y muchos se caen podridos y nadie va a recogerlos. Si hay hambre verdadera, esa fruta no se queda ahí. Tenemos una crisis y es verdad que hay dramas familiares, pero es verdad que hemos estado acostumbrados a vivir a un nivel tan alto, que ahora nos cuesta volver a lo esencial. En esta crisis, y respetando el dolor de quien se ha quedado con hipotecas, de quien ha perdido casas, yo creo que a lo mejor es un bien que nos está llevando a lo esencial de la vida", concluye.
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