El pasado miércoles se celebraba el Día Mundial del Alzheimer, una enfermedad desconocida hasta hace poco tiempo y que afecta principalmente a las personas de muy avanzada edad y se traduce fundamentalmente en una perdida progresiva e irrecuperable de la memoria.
Fernando Jiménez García, destacado médico lanzaroteño, relató en el programa Sobremesa de Radio Lanzarote que las estadísticas de esta enfermedad en España son "terroríficas", ya que más de 800.000 personas sufren "trastornos de demencia", situación que en unos pocos años se agravará, según los expertos, hasta superar el millón de afectados.
En unfuturo inmediato, "prácticamente en cualquier familia nos vamos a poder encontrar con algún paciente con demencia, porque es una enfermedad que con la edad sube su prevalencia". En este sentido, teniendo en cuenta que España es uno de los países más envejecidos del mundo y que además la esperanza de vida no deja de crecer año tras año, no sería extraño que el Alzheimer pase a ser una de las afecciones más comunes entre la población.
El tipo de demencia más extendido
Una de las preguntas más comunes entre las familias de los afectados es sobre la naturaleza misma de la demencia. Según el doctor, "la Organización Mundial de la Salud (OMS) defiende la demencia como una enfermedad del cerebro, generalmente de naturaleza crónica o progresiva, que se caracteriza por la existencia de múltiples déficit de las funciones corticales, y aunque la conciencia permanece, se acompaña de un deterioro de los controles emocionales, o de un comportamiento social o de motivación alterado".
Y así, el Alzheimer no es el único tipo de demencia, sino que es el más extendido, porque afecta a cerca de un 60 por ciento de los pacientes con demencia. "Es la principal variante de la demencia, porque se produce por deterioro, porque el cerebro va deteriorandose y va perdiendo neuronas a un ritmo superior al normal".
No obstante, el gran problema de esta enfermedad es que "las causas de la degeneración del Alzheimer no son conocidas".
Una de las consecuencias que más llaman la atención y que además más hacen sufrir a las familias de los afectados es el cambio del horario vital de los enfermos.
Es frecuente que los pacientes afectados por el Alzheimer duerman por el día y permanezcan en vigilia por las noches. Como explicó el doctor Jiménez "este cambio se debe a que casi todas las demencias presentan el fenómeno llamado la inversión del ritmo de sueño y además conlleva un gran desgaste para el paciente y para la familia, y es que de momento no se dispone de la medicación eficaz para dar solución a este problema".
El cuidado de los pacientes
Una de las mayores dificultades a las que se enfrenta la sociedad es la dificultad con la que afrontan las familias el cuidado de los pacientes con demencia. Lo que aconseja Jiménez es que se debe procurar que los enfermos pasen el mayor tiempo posible en el ambiente familiar, pero resulta muy difícil para los familiares.
"La enfermedad genera en el ambiente familiar una situación difícil y tremendamente compleja". La enfermedad de Alzheimer afecta tanto al enfermo como a su familia, y en especial a la persona que se hace responsable de su cuidado, llegando a provocar en ella verdaderos problemas de salud (agotamiento, trastornos digestivos, estrés), así como situaciones de desequilibrio con los demás miembros de la familia, pérdida de relaciones sociales, dificultades económicas, etc.
Indicadores posibles de esta enfermedad
Hay ciertos indicadores que deben dar la alarma sobre el estado de salud del cuidador: "abandono del cuidado personal, aumento o pérdida significativa de peso, fatiga y agotamiento, falta de esperanza, apatía, sentimiento de culpa, quejas difusas, rechazo de soluciones parciales, sentimiento de aislamiento y soledad, irritabilidad, abuso de sustancias tóxicas y fármacos, dificultades de concentración...".
Para prevenir esta situación es conveniente el diagnóstico precoz de la enfermedad, la información tanto sobre la enfermedad como acerca de la manera en la que ésta puede afectar al cuidador, y el seguimiento y apoyo al mismo, mediante la formación, los grupos de ayuda mutua, los grupos de apoyo psicológico y la psicoterapia individual. Además, se necesitan ciertos recursos sociosanitarios para el cuidado, como son la ayuda domiciliaria, los centros de día especializados en demencias, las residencias especiales.