Lanzarote Media celebró su tradicional cena navideña, pero antes se fue de maniobras militares en una batalla "sucia" que enfrentó a los hombres y las mujeres de la empresa

Operación "Feliz Navidad"

Los mensajes navideños de paz y amor quedaron aparcados durante una hora el pasado viernes, cuando los hombres y mujeres de Lanzarote Media se enfundaron los monos de batalla y tomaron las armas para el gran desafío anual de la ...

24 de diciembre de 2008 (06:01 CET)
Operación "Feliz Navidad"
Operación "Feliz Navidad"

Los mensajes navideños de paz y amor quedaron aparcados durante una hora el pasado viernes, cuando los hombres y mujeres de Lanzarote Media se enfundaron los monos de batalla y tomaron las armas para el gran desafío anual de la empresa, que en esta ocasión nos llevó hasta la pista de entrenamiento militar del Paintball del Aquapark de Costa Teguise.

El primer paso: establecer los equipos. Y pese a los ofrecimientos de algún caballero, que insinuó que sería mejor intercalar hombres y mujeres en cada bando, las féminas de la empresa sacaron pecho y decidieron demostrar su valía en solitario.

Pero antes, los vestuarios. Eso sí, primero ellos, y después ellas, que vieron cómo uno a uno, sus compañeros de empresa iban saliendo vestidos de rojo, con chalecos, guantes y máscara, en un desfile en el que se impuso con claridad Francisco José Navarro.

Después, ellas hicieron lo propio, con unos gigantes monos amarillos que, por los comentarios que se escucharon, no debían resultar demasiado favorecedores. Aunque poco importaba. La batalla estaba a punto de comenzar. Ya impacientes, escuchamos las últimas instrucciones del monitor, con sus advertencias para evitar el juego sucio (como si pudiera ser limpia una batalla de pintura), y con las tres reglas que nadie podía violar. Ya estábamos listos para entrar en el terreno.

"Un pitido, nos preparamos. Dos pitidos, disparamos", vociferó desde un extremo del campo el monitor y árbitro de la contienda. Y entonces sonó: "Piiiii". El segundo nadie lo escuchó. Un bombardeo empezó a sobrevolar las trincheras, hasta que el silbato volvió a sonar. "¡He dicho un pitido, nos preparamos. Dos pitidos, disparamos!". Caras de 'yo no he sido', y el silbato sonó de nuevo. Y de nuevo, el segundo no se llegó a escuchar, en medio del fuego cruzado. "Vale, ¿quién ha sido?". Después de tres o cuatro veces con la misma cantinela, el monitor empezaba a perder la paciencia. Y los dos bandos empezaban a tener bajas. Sobre todo uno de ellos.

"Chicas, venir aquí conmigo, que desde aquí tengo una vista buenísima", se escuchó gritar a Raquel. Fueron sus últimas palabras en el combate. Un segundo después, un enorme lamparón de pintura le alcanzó de lleno, obligándole a salir del campo y de esa trinchera que resultó no ser un sitio tan bueno. De hecho, la siguiente en caer fue la pobre Guacimara, que le había hecho caso y se había trasladado hasta allí. Hasta elmismo fatídico lugar en el que había caído Ruth, que fue la primera víctima del equipo amarillo. Tres bajas en el mismo sitio, y todas a manos del exterminador Alex.

Emboscada fatal

El panorama empezaba a ponerse complicado. La caída de uno de los hombres de rojo infundió algo de moral en las filas femeninas, pero no la suficiente. Pocos minutos después, sólo quedaban tres mujeres en el campo, cuando les tendieron una emboscada y quedaron casi al descubierto, recibiendo disparos desde todos los ángulos. Tanto que Lilith, una de las últimas supervivientes, tuvo que retirarse casi tan manchada como dolorida.

De poco sirvió que Soraya negara la evidencia y jurara que no estaba eliminada, pese a que Pablo estaba encañonándole justo a su espalda. Ni siquiera le vio llegar. Estaba demasiado ocupada disparando a su propia compañera, que aún no termina de creerse que el moratón de su pierna fuera causado por un tiro accidental. Aún así, Isabel era la última superviviente, pero quizá apiadado por la situación, o convencido de que esa mujer iba a ser imbatible, el monitor dio por terminada la primera partida.

En la segunda, las mujeres fueron mejorando su estrategia. Incluso alguna valiente se metió de lleno en el campo enemigo, aunque cuando estaba allí, se dio cuenta de que no le había quitado el seguro a su arma (ella jura que se había encasquillado), por lo que fue acribillada. Pero la eliminación de Ruth no sirvió de escarmiento, y cuando otra compañera inició una acción similar, en este caso fue vencida por un ataque de risa cuando estaba a punto de completar la avanzada.

Aún así, lograron causar bajas en el rival. Cuando la pintura ya le chorreaba por todo el cuerpo, Pablo decidió confesar que había sido eliminado.También Miguel, que llevaba un buen rato plácidamente agazapado en un escondite, fue sorprendido por una de las chicas de amarillo, que le sacó de su ensimismación encañonándole y sentenciando un "eliminado" que le costó un rato asimilar. Pero a otros, como Fran, Osiris y Roy "el sanguinario", la pintura no les llegó a rozar. Y eso que allí terminó manchado y malherido hasta nuestro fotógrafo, Sergio Betancort, cuya misión consistía en inmortalizar la batalla, y sufrió en carne propia los riesgos de ser corresponsal de guerra.

El Rambo de La Destiladera

Aunque la partida empezó a estar un poco más igualada, ellos contaban con una carta: Alberto. Cual Rambo en su mejor momento, se lanzó a vengar a sus compañeros y después de un fuego cruzado, terminó estampando una gran bola de pintura en plena máscara a su rival. Y de nada sirvió la ayudita del monitor, que invalidó ese impacto. En cuanto volvió a sonar el silbato (que a esas alturas ya nadie sabía si pitaba una o dos veces, haciendo que el monitor diera por perdida la batalla de las explicaciones), de nuevo un balazo en plena cara. Ahora sí, eliminada. Un motivo más para alimentar rencores contra ese 'destiladero' que, hace dos años, también arrasó en la competición en el karting.

Las balas empezaban a escasear. Algunas tuvieron que abandonar por falta de municiones, y otras lograron sobrevivir gracias al afán ahorrador de Nuria, que al parecer guardaba municiones para guerras futuras y pudo hacer algún préstamo de urgencia a sus compañeras. Sin embargo, terminaron cayendo una vez más, demostrando que las mujeres de Lanzarote Media son menos violentas y, sobre todo, que estaban en minoría. Y es que ellos contaban con uno más en su equipo y, además, entre las filas femeninas faltaba alguna con gran potencial guerrero, que por motivos de trabajo llegó a la cita cuando ya se había consumado la sangría.

Sin rencores

Sin rencores. Pocas horas después, los intrépidos guerreros, y algunos compañeros más que se incorporaron a la noche, volvían a reunirse después de una ducha intensiva para arrancar la pintura que a algunas les estalló hasta dentro de la boca.Un poco más favorecidos todos, ya bien vestiditos y peinados, nos sentamos a la mesa del restaurante "Terras do mar" para reponer fuerzas.

Y entre plato y plato, mientras recordábamos los mejores momentos de la jugada, algunos hombres se lanzaron a ponerse excesivas medallas, llegándose a extremos en los que todos habían matado a una misma mujer, algunos hasta dos veces, pese a que en el juego sólo hubo dos vidas por cabeza.

La venganza

Pero la venganza se sirve en plato frío y después de los postres, tras las palabras de Techy Acosta, llegó el tiempo de los sorteos. Y ahí, las féminas arrasaron. Mientras algunos hablaban de impugnar el sorteo y Roy se quejaba del trato de favor hacia las mujeres, otros seguían evocando los revolcones en el campo de batalla y, ya con las copas en la mano, recordaban al sufrido monitor, que probablemente estaba ya en su casa preguntándose qué es tan difícil de entender en un mensaje sencillo: "un pitido nos preparamos, dos pitidos disparamos".

Por suerte, nadie se llevó un silbato a la cena, por lo que no hubo guerra de migas de pan ni lanzamiento canapés en la mesa. Ahí sí, para los trabajadores de Radio Lanzarote, Cadena 100, La Voz de Lanzarote, Enjoy Lanzarote Televisión y la delegación insular de la Televisión Canaria, había llegado el momento de la concordia y de desear "¡Feliz Navidad!".

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