La zona donde Repsol pretende iniciar en breve las prospecciones petrolíferas ha vuelto a registrar un seísmo este lunes. El temblor ha sido de 2.3 grados y ha tenido lugar poco después de las 6 de la mañana, según la información del Instituto Geográfico Nacional.
Este pequeño terremoto se suma a los registrados hace sólo unos meses, concretamente el pasado 11 de junio. En aquella madrugada se registraron hasta tres movimientos sísmicos. Uno de ellos alcanzó los 3,7 grados de magnitud y llegó a sentirse en varias zonas de Lanzarote, pese a que el epicentro estaba en el mar, frente a la costa majorera de Sotavento.
Tras aquel episodio, los cabildos de Lanzarote y Fuerteventura volvieron a poner sobre la mesa el peligro añadido que supone este proyecto petrolífero en una zona con movimientos sísmicos. "Perforar hasta cotas superiores a los 5.000 metros bajo un lecho marino situado a gran profundidad y donde la actividad sísmica es intensa, sólo puede incrementar el nivel de riesgo, de la magnitud de la amenaza de accidentes, fugas y vertidos frente a las Islas Canarias", denunciaban desde el Cabildo de Lanzarote.
Por su parte, Mario Cabrera advirtió entonces que en la documentación facilitada por las multinacionales petroleras y por el propio Gobierno de España "no se contempla ningún tipo de medida ni estudio sobre cómo reaccionar en caso de que los movimientos sísmicos coincidan con las perforaciones y provoquen derrames, sencillamente, porque no hay reacción posible". En su opinión, "una perforación a más de 2.500 metros de profundidad como las que se prevén aquí, con la presión que existe a esas profundidades y con las complicaciones que hay para trabajar, genera una cantidad de riesgos que no es razonable asumir. Ni con terremotos, ni sin terremotos".