Música, narración y poesía se unen en el pregón de San Gines

Originalidad. Este es el rasgo que mejor define el pregón de esta edición de las fiestas de San Ginés. Un discurso que aunó narración, música y poesía de la mano del pregonero Antonio Borges. Con este acto se iniciaron ...

13 de agosto de 2005 (03:52 CET)
Música, narración y poesía se unen en el pregón de San Gines
Música, narración y poesía se unen en el pregón de San Gines

Originalidad. Este es el rasgo que mejor define el pregón de esta edición de las fiestas de San Ginés. Un discurso que aunó narración, música y poesía de la mano del pregonero Antonio Borges. Con este acto se iniciaron oficialmente los popularmente conocidos sanginles. Ahora sólo queda disfrutar de la celebración.

Las palabras de Antonio Borges estuvieron dedicadas a hacer un recorrido por el Arrecife de su infancia y adolescencia a golpe de recuerdos y anécdotas. Por eso, tras agradecer que fuese él el elegido para dar el discurso de bienvenida a San Ginés y reconocer que al principio le costó un poco escribir ante "la sensación de lucha contra un folio vacío", explicó Antonio Borges. Pero está claro que finalmente consiguió un gran pregón. Para ello comenzó hablando del barrio de La Puntilla, lugar donde se crió. De esta manera hizo un recorrido por las calles y zonas más conocidas de Arrecife como la orilla del Charco San Ginés, la Plaza de la Iglesia, la Recova o la casa de Las Monjas. Todos ellos lugares donde "se fue formando mi sentido artístico de la vida, por el ambiente alegre, zarzuelero, farandulesco y divertido que se respiraba", apuntó el pregonero.

En aquellos tiempos el medio de transporte por excelencia era el carro que Antonio Borges describió: "tosco con sus grandes ruedas de madera". Un vehículo que servía para trasladarse por otras zonas. Aunque para un chico cuyas actividades se realizaban en la llamada Acción Católica era impensable mezclarse con gentes de otra religión y en este sentido cantaban: "Fuera protestantes / fuera de esta población / que queremos ser amantes / del Sagrado Corazón".

Pero por esas fechas ya se disfrutaba de las fiestas y, según explicó Antonio Borges, en los primeros días de agosto ya se despertaba la ilusión con la llegada de los hombres que faenaban en la costa, los estudiantes que regresaban de los colegios y universidades o los familiares y amigos que llegaban de otras islas, la Península "y hasta de Venezuela", recalcó el pregonero. Y por fin llegaba la tarde noche del día 24, la llamada víspera de San Ginés. Una celebración que en esos años duraba unos tres días y, aunque "no puedo concretar cuando se fueron alargando las fiestas, bueno más correcto sería decir adelantando para completar todas las actividades que configuran su estupendo y actual programa que concluye sus eventos el día 25 con sus maravillosos fuegos artificiales", explicó Antonio Borges.

A las mujeres

El pregonero no dejó pasar la ocasión de hablar sobre la fascinación que en sus años de adolescente le causaban las mujeres mayores que él porque "ellas brillaban igual que estrellas de la pantalla, que lucían su aureola con los paseos y fiestas". Aunque las cosas no han debido de cambiar, ya que Antonio Borges aseguró que en los tiempos actuales ha comprobado que las nuevas generaciones no se quedan atrás. En su pregón también habló de los hombres de Lanzarote, aunque para ello utilizó un arrorrró de Sindo Saavedra: "Duerme / que ya la ncohe llegó / Duerme / que ya en los montes oscureció / Duerme, que la isla ya sueña con su cuna de mar / bajo la suave capa de luna y de soltera / Mi niño duerme, que con el alba despertarás / el pan que amas temprano / el gofito que molí / Las caricias de mis manos / se trabajan para tí / El agua de los pilares / la baifa para jugar / La nanita de tu padre / Yo no puedo darte más".

Recordando las fiestas el pregonero habló de los actos como las exposiciones de arte, los juegos, los deportes o los eventos culturales. Y también habló del recinto de la fiesta y como han cambiado los bares y otras zonas hasta la actualidad. Todo ello repleto de las anécdotas que ahora recuerda con gran felicidad. "Para terminar quiero expresar que mis anécdotas sólo son dulces recuerdos porque hay que vivir el presente. Lo pasado, pasado está, y quiero suponer que después de tanto jolgorio relatado, se lleven dentro del cuerpo y el alma, el espíritu festivalero, y se lo contagien a todos los conejeros para gozar la felicidad de esta Fiesta de San Ginés 2005", concluyó Antonio Borges. Desde luego que consiguió transmitir a los presentes esas ganas por vivir esta celebración de Arrecife.

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