Los vecinos que viven en las viviendas abandonadas de Playa Blanca han conseguido retrasar el desalojo que iba a hacerse efectivo este martes. Debido a la situación "desesperada" en la que se encuentran, han abierto las puertas de las casas a La Voz y sus protagonistas han relatado en primera persona sus historias personales.
Un joven de 29 años que se dedica a la construcción, vive desde hace un año en una de las viviendas junto con su mujer, sus dos hijos, su cuñada y cuñado. "Nos tocó meternos aquí ya que no había viviendas", ha revelado el hombre. Una casa por la que pagó antes de ocuparla: "Me vendieron la casa por 600 euros", ha desvelado al periódico.
"Me vendieron la casa por 600 euros"
Una vivienda en la que ha invertido tiempo y dinero. "Después de trabajar me pongo a arreglar la casa", ha desvelado. Antes de conocer la noticia del aplazamiento, querían desalojarles este martes, momento en el que iban a perder las pertenencias y todo el trabajo realizado sería en vano. Razón por la que pidían "apoyo" y "algo más de tiempo para conseguir otra vivienda", destaca el joven.
Otra de las familias que reside en la zona, llegó hace un año y se instaló en una de las viviendas al quedarse en la calle. La mujer que vive con su hijo, su nuera y su nieto de dos años, nos relata cómo acabaron en la zona. "Nos echaron del piso en el que vivíamos de alquiler y nos tuvimos que venir aquí", ha destacado. "El casero nos dijo que había vendido la casa y que teníamos que irnos", añade.Una razón a la que se le suma las diversas condiciones que piden para alquilar. "Es un abuso la cantidad de dinero y requisitos que piden", ha recalcado.
"Nos echaron del piso en el que vivíamos de alquiler y nos tuvimos que venir aquí"
Para poder sobrevivir con los pocos recursos de los que disponen, obtienen el agua llenando un tanque. Saben que esas viviendas no son suyas y tampoco pretenden quedarse en ellas para siempre. "No queremos adueñarnos de las viviendas, tenemos claro que no son nuestras", ha asegurado la mujer. Están dispuestos a llegar a un acuerdo con la empresa: "Si el dueño nos ofrece un trato para pagar un alquiler al mes a cambio de quedarnos, estaríamos dispuestos", ha añadido.
Un padre de familia, tiene a su hijo autista hospitalizado desde el sábado con un problema intestinal. El niño se puso enfermo "por los nervios que ha tenido que pasar y le cuesta ir al baño", ha revelado el padre. "Están esperando a determinar si tienen que operarle o no", ha añadido con mucha tristeza. Tanta ha sido la preocupación del pequeño, que "ya no va él solo al baño, tiene que ir siempre acompañado", reconoce.
Además, sus otros tres hijos, también están sufriendo. "No duermen y han estado con fiebre", ha destacado. No paran de repetir que "no queremos dormir en la calle" y "nos queremos quedar a vivir en las casas que hemos arreglado", puntualiza. Una preocupación generalizada entre todos los vecinos. "Estamos muertos del susto, desesperados y llorando", desde que conocemos el pronto desenlace.
Una de las cuestiones que alega la constructora para echar a estos vecinos, es que "las viviendas están a punto de caerse", han informado. Algo que ellos se cuestionan, ya que, según su versión, "ningún arquitecto ha venido a revisar ninguna de las viviendas". Reconocen que "son habitables y no están para caerse".
Según han informado los vecinos a La Voz, "han logrado aplazar el desalojo hasta el 3 de enero", les ha comunicado su abogado la mañana de este lunes. Un aplazamiento que han logrado gracias a su insistencia y la presión de los medios de comunicación que se han mostrado abiertos a sacar la historia a la luz.
Ahora, les queda buscar una nueva vivienda y "estar pendientes del juicio que se celebrará antes de esa fecha", ha apuntado uno de los vecinos.
