De los 135 pasajeros que llegaron a Lanzarote el pasado viernes en el vuelo procedente de Madrid, solo 13 continúan en cuarentena obligada, junto al hombre que había dado positivo en las pruebas de Covid-19. Inicialmente, desde la gerencia de Servicios Sanitarios de Lanzarote se informó de que todos tendrían que permanecer en sus domicilios o en el hotel habilitado por el Cabildo, pero al día siguiente la Consejería de Sanidad levantó esta medida, aplicándola solo a las personas que volaban más cerca del pasajero con coronavirus.
El resto de pasajeros comenzaron a recibir llamadas el sábado desde el Hospital, cambiando las indicaciones que les habían dado inicialmente. "Me llamó la enfermera del hospital y me dijo que como estaba relativamente lejos de esa persona, que podía dejar la cuarentena", explica Verónica Tribaldos, que en realidad iba en la misma fila que el afectado, pero al otro lado del pasillo. En su caso, sin embargo, ha decidido continuar en cuarentena y ha pedido que le hagan las pruebas, ya que finalmente tampoco está previsto que se realicen a todos los pasajeros. "Me han dicho que me la hacen el jueves", ha explicado a La Voz, cuestionando que no se aplique ese protocolo con todas las personas que iban en el avión. "No entiendo nada, todo esto es muy extraño", afirma.
Otro de los pasajeros que iba en esa misma fila, Yera Fontes, también recibió una llamada el sábado, en su caso del mismo médico que le había atendido en el aeropuerto. "Nos comentaron que no tengamos problema", relata. Aún así, señala que no se quedó tranquilo y preguntó si realmente podía hacer vida normal o si debía tener miedo por la posibilidad de contagiar a otras personas. "Me dijo: Haz la vida normal de un canario en fase 2".
"Al ver que estábamos en la T1 pensé que algo raro estaba pasando"
Yera Fontes, conocido por su paso por Mujeres y Hombres y Viceversa como "tronista", estaba en Madrid cuando se decretó el estado de alarma y hasta el pasado viernes no se había atrevido a regresar a la isla, pese a que podía hacerlo porque tiene aquí su domicilio. "El número de contagios que había en Madrid era muy alto y no quería perjudicar a los que estaban aquí. Ni a mi familia ni a la isla", explica. Finalmente, la pasada semana se decidió a regresar a Lanzarote, al ver que la situación se iba estabilizando, pero el susto llegó al aterrizar.
"Lo primero que me extrañó fue ver que habíamos aterrizado en la T1, porque mi padre me había comentado que estaba cerrada. Ahí pensé que algo raro estaba pasando", recuerda. Después, escuchó al piloto decir que nadie se moviera de sus asientos y que se quedaran "quietos" hasta que les informaran. Lo siguiente fue ver entrar en el avión a los agentes de la Guardia Civil "con los EPIs, forrados de arriba abajo".
"Yo iba en el asiento 36-A. Se acercaron a mí y me dijeron: No te muevas, quédate quieto". En ese momento, afirma que aún no era consciente de qué estaba pasando, e incluso bromea explicando lo que se le pasó por la cabeza: "Pensé, ya me metieron algo en la maleta, ya me la liaron".
Después, cuando empezaron a desalojar el avión desde las filas delanteras hasta las traseras, le aclararon que había habido un error y que él también podía salir. La persona a la que buscaban iba en la misma fila, pero en el asiento 36-F, en la otra ventanilla.
"Aquello parecía de película"
"Cuando nos bajamos del avión nos fueron tomando la temperatura. Aquello parecía de película. Guardia Civil corriendo, médicos corriendo, veía llegar a gente de Cruz Roja... Suponíamos lo que había pasado, pero no estábamos seguros, porque nadie nos lo confirmaba", relata.
En ese momento, a todos los pasajeros les indicaron que debían guardar cuarentena durante dos semanas, y que en siete días les harían las pruebas PCR. En su caso, incluso aceptó trasladarse al hotel que puso el Cabildo a disposición de todos los pasajeros. Sin embargo, al día siguiente recibió la llamada del Hospital, diciéndole que podía empezar a hacer vida normal.
"Nos dijeron que por la ventilación del avión, no había riesgo de contagio y que solo seguirían en cuarentena las personas que iban en las tres filas de delante y las tres de detrás", señala, precisando que todos iban con mascarillas, tal como establece la normativa, aunque no sabe si el pasajero con Covid-19 se la pudo quitar en algún momento.
"Espero que esto no vuelva a suceder en ningún vuelo más", reclama Yera, que también cuestiona la falta de medidas que se tomaron en el aeropuerto de Madrid, en la salida de este vuelo. "No me pidieron nada. Como si fuese un vuelo de agosto de 2018", cuestiona. De hecho, además del pasajero con Covid-19, en ese avión llegó otro hombre con 38 de fiebre, tal como se comprobó al tomarle la temperatura a su llegada a Lanzarote. En su caso sí se le hicieron las pruebas ese mismo día, y el sábado se confirmó que había dado negativo.