Juan Sagardía no se dedica profesionalmente a la ornitología y, según afirma, la mayoría de ornitólogos de España "tampoco se dedican profesionalmente a ello". Juan es en realidad odontólogo, pero su pasión por la aves le viene "desde muy pequeño", según relata."Ya con 5 años andaba detrás de ellas", cuenta.
Este hombre nació en Valladolid, pero debido a que su mujer es autóctona de la isla, desarrolla su labor profesional "a caballo entre la Península y Lanzarote". Una isla que debido a su situación geográfica, "es ideal para la observación de aves, no sólo por las aves residentes, sino por la gran cantidad de especies que usan la isla para descansar y coger fuerzas en sus viajes migratorios o para pasar el invierno".
Juan Sagardía lleva diez años estudiando las aves de Lanzarote junto a otros observadores como Francisco Javier García Vargas y, sus resultados son publicados, entre otros, en blogs como "surfbirds" o "bindinglanzarote". "Nuestro conocimiento de las aves se basa en muchos años de estudios y muchos años de trabajo de campo. Tanto a Francisco Javier como a mí nos gusta especialmente buscar aves de paso o aves consideradas como rarezas, es decir, aves de otros países con escasa o ninguna observación en el territorio nacional".
Aquí, a veces, según afirma Sagardía, "se dan cita pájaros de Indonesia, asiáticos, africanos?". En el campo de golf de Tías, por ejemplo, "hay tres especies de aves americanas, que son muy difíciles de ver", asegura este hombre que dice que, por ello, "no sólo es necesario saber de pájaros de España, sino de todo el mundo".
El problema de la isla, según Sagardía, es "la degradación de los hábitats idóneos para las aves". Y, como ejemplo de ello, cita las Salinas del Janubio. Un enclave que "antiguamente era muy importante para las aves migratorias". "Ahora se ha convertido en un cagadero de perros, donde las aves sufren continuamente molestias, impidiendo su sedimentación y alimentación", explica. Otro caso parecido de "presión humana", añade, se encuentra "en el jable de Famara". "Determinadas zonas se merecen una protección especial, para favorecer el ciclo vital de las aves", concluye Juan Sagardía.