José Saramago se acercó hasta la Fundación César Manrique cogido del brazo de su esposa y traductora de sus obras, Pilar del Río. Decenas de personas esperaban expectantes la primera presentación de Las intermitencias de la muerte en España.
"¡Cuánta gente que quiere a Saramago!", expresó Fernando Gómez Aguilera, director de Actividades de la FCM, al comienzo de su intervención. Gómez Aguilera describió el último libro de Saramago como "un vehículo de reflexión sobre la vida humana". Las Intermitencias de la muerte se levanta sobre dos paradojas. La primera, la inversión del mito humano sobre la inmortalidad. La segunda, la conversión de la muerte en una vida enamorada. Una alegoría que mezcla lo cómico con lo trágico, y lo sublime con lo grotesco.
"Saramago construye su propia teoría del caos de la inmortalidad", explicó Gómez Aguilera. "Dicen que a partir del 2015 no se sabe cómo se van a pagar las pensiones", afirmó el propio José Saramago, "imagínense como sería si la vida fuera eterna". El escritor portugués dejó entrever su sentido del humor, que tal y como aseguró, también se muestra en esta obra: "Esta reflexión sobre la muerte no tiene nada que ver con mis 83 años. Si estuviera pensando en mi propia vida, o en su final, la novela sería más dramática o trágica, pero ésta es una novela muy divertida".
Tras la interpretación del preludio de la suite número seis opus mil doce en re mayor, de Juan Sebastián Bach, por parte del violoncelista Carlos Rivero, de la Orquesta Sinfónica de Las Palmas, a la que se hace referencia en Las intermitencias de la muerte, José Saramago reflexionó sobre la visión de la muerte en el mundo, y su esencia inherente al ser humano. "Ahora evitamos la muerte, pensamos que si no la vemos es como si no estuviera", disertó el Nobel. "Cuando tenía 16 años sentía terror al pensar en la muerte, si iba por la calle y pensaba que algún día tenía que morir, me paraba fulminado, ahora estoy tranquilo, he vivido muchos años y más que espero vivir, aquí en Lanzarote".
Esta referencia a su niñez era el preludio del anuncio de su próxima obra, cuya publicación está prevista para otoño. "Pequeñas memorias" será el título del libro en el que actualmente su mujer y traductora ya se encuentra trabajando. "Quiero contar una parte de mi vida, la parte en la que era un niño, entre los dos y los catorce años", explicó el escritor. "Quería contar la historia de ese niño que andaba descalzo por el pueblo, que se iba al río y salía con los cerdos del abuelo, pero ¿quién era ese niño? Ahora soy un señor que es Premio Nobel y tiene 83 años, pero no olvido al niño que antes fui".
"Pequeñas memorias" transcurre en el Portugal de los años 20. "En el fondo es un levantamiento del mundo", afirmó Pilar del Río. "Yo creo que leyendo este libro, muchas personas en Canarias se van a reconocer a sí mismas, porque era un momento en el que los seres humanos estaban todavía envueltos en una especie de total inocencia".
Pilar hizo referencia al discurso de Saramago al recibir el Premio Nobel. "Aquella historia sobre el abuelo que al saber que tenía que morir abrazó uno a uno a todos los árboles, poca gente en este tiempo ha hecho algo tan hermoso como abrazar a los árboles". Su compromiso con el medio ambiente le llevó a recalcar la utilización de "papel respetuoso con el medio ambiente" en Las intermitencias de la muerte , es decir, papel reciclado. "El libro no arremete al medio ambiente, ni tampoco a los seres humanos, porque aunque es un libro muy fuerte, está escrito desde la inteligencia creadora", afirmó Pilar.