Bella es la tierra de los canarios y no menos bellas son sus canciones. Con un tema sobre la belleza de las Islas comenzaba el pasado viernes el XIV Festival Acatife de música tradicional canaria en la carpa municipal de la Villa de Teguise, en el marco del programa de las Fiestas del Carmen 2005.
Los asientos y las gradas de la Carpa se llenaron hasta los topes para escuchar la tradicional música de los grupos que para deleitar a los asistentes se desplazaron desde todos los rincones del Archipiélago.
La primera actuación corrió a cargo de uno de los grupos invitados, la Agrupación Folklórica "Los Majuelos", que llegaron desde Tenerife. Este colectivo se fundó en 1968 con sólo siete componentes que se unieron únicamente para tocar, siendo un grupo eminentemente instrumental. Pero en 1980 se incorporó a la agrupación el cuerpo de baile, lo que a día de hoy ha provocado que los integrantes de "Los Majuelos" hayan ascendido a unos 40 artistas. Este colectivo se preocupa por investigar siempre con el máximo rigor los cantos y los bailes de esta tierra. En su ya dilatada carrera cuentan con ocho discos grabados y han representado Canarias en muchos países, como Francia, Italia, Brasil y Venezuela, amén de todas las islas y muchas ciudades de la península.
El público disfrutó de lo lindo con la música, donde los artistas mezclaron canciones parranderas con el folklore con más solera las Islas.
Tras media de hora de actuación de los chicharreros, que se hizo corta tanto al público como a los propios interpretes, los músicos tuvieron que retirarse, no sin antes recibir un regalo de Acatife, el grupo organizador del Festival. Juan Antonio Hernández, Toño, un componente de Acatife, le entregaba a Los Majuelos un bonito detalle conmemorativo de este evento, que se celebra ya por decimocuarta vez en Lanzarote.
Acto seguido, subía a escena la agrupación palmera "Pimienta y Ají", que se fundó en el año 1997, como expresión del sentir popular palmero por la antigua música tradicional cubana y con el fin de desarrollar también parte de nuestro arraigo musical, así como para potenciar la creación artística. Este colectivo extiende su actividad no sólo a la interpretación, sino también a la recuperación de temas y su difusión para dar a conocer un amplio y heterogéneo repertorio, procurando que no caiga en el olvido la tradición de la música cubana. Esta agrupación, a pesar de su corta existencia, ha participado en numerosos festivales, homenajes y actuaciones por diferentes pueblos de toda la geografía de las Islas.
Los músicos comenzaron con la canción "Flor de venganza", y había que ver la marcha que enlazaban entre tema y tema. Todo su repertorio de sonidos cubanos muy alegres estuvo a la altura del evento. El grupo lo dio todo de sí y el público se lo supo agradecer, a pesar de que ocho de sus componentes tuvieron que participar en La Danza de los Enanos de la Bajada de la Virgen de las Nieves de La Palma. Otra media hora fue lo que duró la actuación de los palmeros.
Tras la actuación de los invitados, los anfitriones del Festival tomaron el escenario y los espectadores, agradecidos por catorce años de incentivo a la tradición, no escatimaron en aplausos.
Acatife, que este año se presentó ante los conejeros con muchas caras nuevas, con una plantilla renovada, comenzaba su actuación con el "Canto a la tierra", y después interpretaron otras tres canciones, muchas de ellas rescatadas de antiguas grabaciones, pero reinterpretadas, con lo que arrancaron los mayores aplausos de los asistentes. Fue impresionante poder volver escuchar aquellas voces, como la de Ciro Corujo, Pedro César, Chicho Fuentes y Paco Rosales, que juntos interpretaron una malagueña que sin duda fue recompensada con los aplausos más sonoros de la noche.
Homenaje a Juan Lemes Lemes
El grupo interpretó cuatro temas, momento en el que se hizo una parada en el programa del Festival para proyectar un video del homenajeado del evento, premiado con el distinguido Volcán de Plata 2005, Juan Lemes Lemes.
Juan Lemes nació en el pueblo teguiseño de Tao en 1933. Hasta los catorce años estudió, al igual que la mayoría de los niños de los pequeños núcleos rurales de la Isla, en una Escuela Unitaria.
Desde muy joven se aficionó a la artesanía y a las manualidades. Todos los días durante dos años y medio el joven mozo montaba su burro para ir desde Tao a la Escuela de Artesanía de Simón Morales Tavio, en la Villa de Teguise.