El conocido guardia civil de la Policía Judicial de Lanzarote Armando Santana Miranda falleció a las 10.30 horas del pasado Jueves Santo en su vivienda de Tahíche, en el municipio de Teguise, a la edad de 68 años víctima de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La incineración de sus restos mortales tuvo lugar por la tarde el mismo día de su muerte.
Natural del barrio de San José, en Las Palmas de Gran Canaria, residía en Lanzarote desde diciembre de 1976. Su primer destino en la isla de los volcanes fue el Cuartel de la Guardia Civil en Haría y después fue trasladado al de San Bartolomé, antes de estar destacado en el aeropuerto y en el Servicio de Información que estaba ubicado en la actual sede del Destacamento de la Guardia Civil de Tráfico en Arrecife. Posteriormente, se formó el grupo de Policía Judicial, con base en la Compañía de Costa Teguise, al que perteneció hasta su jubilación.
Popularmente, se conocía a Santana como 'Armando el de La Secreta' y era una persona muy apreciada por los conejeros por su gran implicación en los servicios que realizaba, como su equipo, del que también formaban parte Falero, Antonio Aguilar y Juan Caraballo.
Antes de venir a trabajar a Lanzarote en la segunda mitad de la década de los años setenta del siglo pasado, su primer destino fue Mallorca, donde conoció a su mujer, Sabine, con la que tuvo tres hijos: Vanesa, Armando y Estefanía.
El periodo comprendido entre finales de los años setenta y principios de los noventa estuvo marcado en Lanzarote, como en el resto de España, por la expansión del consumo de drogas, sobre todo de la heroína, hasta el punto de que el tráfico de sustancias estupefacientes se convirtió en aquella época junto con el terrorismo en una de las principales preocupaciones de los españoles.
El trabajo desempeñado por Santana y sus compañeros contribuyó a resolver muchos de los sucesos más relevantes de la Isla, entre ellos en los que estaba implicado el conocido delincuente lanzaroteño apodado El Tinajero. Fue una época dura en la que se contaba con pocos medios para luchar contra la delincuencia.
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