Dos supervivientes de la Covid-19 explican cómo se sienten en el tercer aniversario del inicio de la pandemia

Carmelo Alemán y Santiago Torres estuvieron ingresados varias semanas en la UCI y ambos comparten la sensación de haber vuelto a nacer y el deseo de disfrutar al máximo de la vida

19 de marzo de 2023 (18:44 CET)
Actualizado el 23 de marzo de 2023 (11:45 CET)
El entrenador del Magec Tías y guardia civil, Carmelo Alemán, y Santiago Torres
El entrenador del Magec Tías y guardia civil, Carmelo Alemán, y Santiago Torres

Aquellos a los que una enfermedad les ha puesto en jaque y saben que la vida del rey pende de un hilo comparten las ganas de disfrutar cada día al máximo.  “Llevo tres años viviendo gratis”, señala el guardia civil y entrenador de baloncesto del Magec Tías, Carmelo Alemán, quien pasó 40 días ingresado en la UCI con Covid-19 al inicio de la pandemia.

Después de haber pasado tres marzos desde que le dieron el alta, Alemán explica que la única secuela que le queda es la capacidad pulmonar reducida a la mitad. “Ahora utilizo Ventolín para que, quizás, pueda hacerse alguna cosa. Y puede ser que con un poco más de actividad física mejorase algo, aunque los médicos me han dicho que eso ya no se recupera. Además, ahora me asfixio con bastante facilidad”, apunta el guardia civil.

“Yo no soy musculado ni estaba en forma y pude recuperarme, pero había gente preparada físicamente a quienes les afectó más. No había un patrón claro. Era, y yo creo que sigue siendo, un virus muy desconocido. No sé si lo volví a coger, siempre que me he hecho la prueba en algún centro médico me ha dado negativo. Ya tuve bastante con la primer vez”, dice Alemán.

Echando la vista atrás, el entrenador de baloncesto reconoce que ahora es más precavido. “La Covid-19 te marca. Si puedo prevenirme de algo, lo hago. Por ejemplo, si sospecho que puedo tener gripe, me pongo la mascarilla. Y también me pongo gel hidroalcohólico”, explica Alemán.

Contrariamente a lo que a muchas personas les ocurrió tras contagiarse de Covid-19, el sentido del olfato de Alemán se volvió más sensible. “Antes de la pandemia, mi mujer se echaba perfume y yo no me enteraba hasta que estaba a mi lado. Sin embargo, tras pasar la enfermedad, se lo echa en la habitación y yo desde el salón ya lo huelo”, señala el guardia civil.

“Pero en lo que más me ha cambiado la vida es en los viajes. Yo era muy reacio a viajar cuando me lo decía mi mujer, y ahora me animo más a hacerlos. Hace unos días me vine de Estados Unidos con el equipo de baloncesto. Y conseguí que mi mujer se viniera con nosotros. Es un hobby que tiene ella y ahora lo compartimos. De hecho, esta mañana ya me estaba diciendo “¿Qué vamos a hacer en el puente de mayo?”. Y es que la vida hay que disfrutarla y espero que sea durante muchos años”, concluye Alemán.

 

“Yo volví a la vida”

Santiago Torres es otro de los supervivientes de la Covid-19. Tiene 72 años y estuvo ingresado casi un mes en la UCI en febrero de 2021. “Cuando la primera remesa de vacunas llegó a España entré yo al hospital. Me intubaron y gracias a Dios estoy bien. La verdad que hicieron un trabajo increíble porque estaban falleciendo muchas personas de todas las edades en todo el mundo”, explica el presidente de Coros y Danzas de Arrecife.

“A finales de marzo ya salí del Molina Orosa pero no tenía fuerzas para caminar y tenía unas secuelas increíbles. Además, perdí casi 30 kilogramos, masa muscular, el apetito, la voz, el olfato y el sabor. Menos la vida perdí casi todo. Pero me agarré a ella y empecé la rehabilitación”, apunta Torres.

Con la mirada puesta en la recuperación física y mental, Torres inició el periodo de rehabilitación en el Hospital José Molina Orosa. “Estuve dos años y recuperé la fuerza. Con el doctor Luis empecé a caminar y a hacer ejercicio. Y realmente me recuperé de casi todo. Pero todavía sigo yendo al logopeda. Llevan un seguimiento estricto conmigo. Así que apenas pude hablar, le dediqué unas folías canarias al personal sanitario porque yo volví a la vida”, señala el presidente de Coros y Danzas de Arrecife.

La secuela que me queda hoy en día es la voz. Tengo una pequeña cicatriz en el pecho que hace que produzca mucha salivación y, aunque hay veces que hablo muy limpito, hay otras que parece que hable afónico. No me deja hablar como yo quiero. Me gusta mucho la música, el folclore, y de vez en cuando me gusta cantar alguna copla, pero de momento no puedo más que hacer voces y ayudar a los compañeros a sacar el grupo para adelante”, reconoce Torres.

El presidente de Coros y Danzas de Arrecife apunta que ha llevado siempre “una vida sosegada y muy bonita” en compañía de su familia y amigos y desea que siga siendo así por mucho tiempo. “Estoy con muchas ilusiones porque es una nueva oportunidad que Dios me ha dado. He vuelto a nacer de nuevo y soy consciente de que muchas personas no pueden contarlo como yo. Por eso, mi meta es seguir viviendo hasta que Dios quiera”, finaliza Torres.

 

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