Aunque muchos lo ven como algo lejano o simplemente lo ignoran, la enfermedad de alzheimer es una realidad que ha tenido que aceptar la sociedad y de la que cada día que pasa se aprenden nuevos aspectos.
En Lanzarote el asociacionismo y la concienciación respecto al problema de esta peculiar enfermedad surgió en el año 1993, cuando Manuel Ruiz, director del Centro de Día de Las Cabreras impulsó junto a otros familiares y afectados la creación de la primera asociación conejera. "Antes no había atención a los pacientes, ni centros donde se les pudiera tratar. Todos los afectados iban a parar al hospital insular, donde no tenían los medios suficientes para poder abarcar la gran demanda de pacientes que había", comenta Ruiz.
Precisamente fue con la aparición del Centro de Estancia Diurna de Las Cabreras cuando los mayores lanzaroteños tuvieron la oportunidad de reposar en un lugar tranquilo donde ejercitarse para hacer frente a una dura enfermedad. Este mismo año en el mes de junio se cumplieron los diez años de apertura del centro, donde existe una capacidad para 45 enfermos de diferentes grados. "En la actualidad tenemos tres grupos de pacientes, los que todavía no han desarrollado ninguna enfermedad y tienen problemas motrices o de otra índole, los que tienen demencia leve y aquellos que ya tienen una demencia avanzada", explica Manuel Ruiz, que trabaja en el centro desde su creación y lucha por ofrecer una calidad de vida mejorada para los afectados de alzheimer y sus familias.
En la pequeña residencia diurna, donde existe una demanda de 74 enfermos que el centro no puede cubrir plenamente (la capacidad máxima es de 45), los mayores son atendidos por un equipo de 25 personas cualificadas, entre las que se encuentra una psicóloga, una fisioterapeuta y una terapeuta ocupacional entre el personal auxiliar. Aunque lo que más se necesita para combatir esta enfermedad es la paciencia, las ganas de luchar y sobre todo el pensamiento positivo, ya que es terriblemente duro observar como una persona puede llegar a deteriorarse hasta el punto de perder la noción de sí misma.
Agilizar la memoria con juegos, realizar ejercicios físicos, conversaciones y, sobre todo, estimular la mente en todos sus sentidos, son las prácticas que se llevan a cabo para plantar cara a una enfermedad que cada vez tiene afectados más jóvenes. "Se han descubierto casos de alzheimer en personas de 39 años, como ocurrió hace poco tiempo con una mujer. La enfermedad no va necesariamente relacionada con la edad, aunque parece ser un factor muy importante", comenta Ruiz, que participa activamente en las actividades de los mayores, celebrando cumpleaños, comentando las noticias de la prensa o manteniendo una sencilla conversación.
El centro
Tras pasar las puertas del C.E.D Las Cabreras se abre un largo camino custodiado por palmeras y vegetación que indica la dirección de las diferentes casas del complejo residencial, donde se levantan unas casas que sirven para albergar a todos los mayores.
En la llamada "Casa 1", el ambiente de conversaciones, actividades, alegría y optimismo contrasta duramente con el de la denominada "Casa 2", donde se encuentran los enfermos que han desarrollado totalmente la enfermedad y aquellos que se encuentran en la "Casa 3", que todavía no han alcanzado un grado elevado de demencia pero necesitan ya las primeras atenciones al haberse detectado en ellos síntomas claros de alzheimer.
Las actividades en el centro dan comienzo a las 9:00 horas de la mañana, cuando tres vehículos de [AFA->http://www.afalanzarote.com/] se desplazan paran recoger a los mayores en diferentes puntos de la Isla, con el apoyo de otros dos vehículos de Cruz Roja. El día siempre es intenso, lleno de actividades que preparan las diferentes auxiliares y con diferentes pruebas por parte de la psicóloga, la terapeuta ocupacional y la fisioterapia. La edad no perdona y los problemas físicos unidos a los psicológicos hacen que el trabajo en el centro sea continuado y sin pausas. ¿Qué dicen hoy en la prensa? ¿Dónde está Antonio? ¿Alguien me puede prestar un periódico? Son algunas de las preguntas típicas que realizan las auxiliares para estimular el pensamiento de los mayores.
Pero también hay casos como el de Lauriano Bailón, vecino de Haría, que realiza también pequeñas labores de mantenimiento como pintar parte del mobiliario o recoger las hojas de algunas de las palmeras que adornan el centro residencial, el cual cuida como si fuera su propia casa y en el que asegura tener pensado plantar pipas de girasol. "Vengo todos los días aquí y cuido todo lo que puedo los jardines, limpio de hojas las instalaciones y pinto algunas mesas y muros", comenta Lauriano mientras cubre de pintura blanca una de las mesas de piedra de las instalaciones.
Lo que sí está claro es que en el centro residencial se respira tranquilidad, compañerismo y sobre todo ganas de superarse. Pero no todo es perfecto en Las Cabreras, ya que de los 30.000 metros cuadrados de extensión que tiene la parcela sólo está ocupada una pequeña parte con las casas de los pacientes, el resto del complejo se encuentra con unas obras paralizadas por las que llevan años luchando desde AFA.
Firmas contra el abandono
Una piscina para realizar ejercicios de rehabilitación y la construcción del centro de 24 horas son algunos de los caballos de batalla que desde AFA trasladaron al Cabildo de Lanzarote, responsable del centro, al que enviaron 3.016 firmas para acelerar las obras e impulsar la creación de la nueva residencia de 24 horas. "Estamos luchando por ampliar las instalaciones y dar una cobertura completa. Es una necesidad para los enfermos que el Cabildo debe cubrir", señala Manuel Ruiz, que también reclama un aumento en el personal así como en los servicios de transporte, que no pueden abarcar la creciente demanda que existe en la Isla.
Lo que sí está claro es que desde la asociación se ha conseguido que los enfermos de alzheimer puedan disfrutar de una vida mejor, con una asistencia adecuada y un seguimiento completo de esta misteriosa enfermedad de la que queda mucho por descubrir. Puede que falte todavía más concienciación social, aunque la realidad de muchas familias ya conoce de cerca este extraño mal todavía irreversible.
La enfermedad
El alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa e irreversible que se manifiesta como deterioro de las capacidades mentales del afectado. Se caracteriza en su forma típica por una pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades, a medida que las células nerviosas (neuronas) mueren y diferentes zonas del cerebro se atrofian. La enfermedad suele tener una duración media aproximada de 10-12 años, aunque esto puede variar mucho. "En algunos casos la enfermedad acaba rápidamente con el paciente, en otros casos el afectado vive muchos años, como un caso único que tuvieron en Tenerife de un anciano que estuvo 23 años con alzheimer", explica Manuel Ruiz.
Método Montesori
El próximo 30 de septiembre tendrá lugar en la Sociedad Democracia un taller especial, organizado por AFA, para enseñar el método Montesori, que es el primero validado en castellano que trabaja con enfermos en estadios de alzheimer avanzado. Actúa sobre las capacidades cognitivas del paciente a través de actividades sencillas de uso diario, que logran disminuir las alteraciones conductuales que va provocando la enfermedad con el paso del tiempo.
La prosopagnosia
Quizá podríamos estar hablando de una de las peores situaciones que viven los enfermos de alzheimer, ya que cuando alcanzan este nivel no llegan a reconocer su propio rostro e incluso llegan a perder la percepción de sí mismos, llegando a un estado en el que no se distinguen las imágenes de uno mismo respecto al resto de las personas. "Es una situación muy desagradable, y por ello intentamos estimular al máximo el reconocimiento personal a través de los espejos", explican desde AFA.
Los avances
Aunque el alzheimer está todavía considerado irreversible se han llevado a cabo una serie de experimentos con células madre que han ayudado en los tratamientos. Este es el caso de la extracción de células madre de la médula espinal del paciente, del hueso de la cadera, cuyas células son transplantadas dentro del cuerpo algunos días después.
Estas células madre transplantadas tienen la capacidad de transformarse en células nuevas, rejuveneciendo o reemplazando el tejido o nervios dañados, lo cual aumenta la calidad del vida del paciente y retrasa los efectos de la enfermedad.
Por otro lado, desde el laboratorio gallego Euroespes se afirma que se está logrando obtener una vacuna eficiente para el mal. "El tratamiento puede tener un 90 por ciento de éxito", señalan desde el laboratorio, desde el que se apoya desde hace años la creencia en la aplicación de un nuevo método para combatir la acumulación de la proteína Beta-Amiloide en el cerebro, causante de la enfermedad.