Un 11,9 por ciento de los estudiantes de 14 a 18 años en Lanzarote ha tomado alguna vez tranquilizantes y somníferos y un 7,1 por ciento de los encuestados lo hizo sin tener receta médica. Así se desprende de una encuesta sobre el uso de drogas en alumnos de enseñanzas secundarias, promovida por el Cabildo y que ha contado con la ayuda de los ayuntamientos de la isla. En los 30 días previos a esta entrevista, un 2,5 por ciento de los alumnos habían tomado somníferos o tranquilizantes.
Las drogas más consumidas por los estudiantes de 14 a 18 años son el alcohol, el tabaco y el cannabis. En concreto, un 75,1 por ciento de los encuestado ha tomado bebidas alcóholicas alguna vez en la vida, un 29,6 por ciento ha probado el tabaco y un 24,3 por ciento ha consumido cannabis.
La proporción de consumidores actuales de estas sustancias, es decir, aquellos que las han consumido en los 30 días previos a la entrevista, es del 38,2 por ciento en el caso del alcohol, el 12,3 por ciento en el de tabaco y 11,6 por ciento en el de cannabis. El consumo del resto de sustancias como cocaína, éxtasis, alucinógenos, anfetaminas e inhalables volátiles (pegamentos, colas, disolventes, gasolina) "es mucho más minoritario", situándose entre el 0,9 por ciento y el 2,8 por ciento los estudiantes que las han probado alguna vez, y entre el 0,4 por ciento y el 1,6 por ciento los que la consumen habitualmente.
El consumo "más precoz" que en el resto de España
Esta encuesta revela también que los alumnos comienzan a consumir tabaco, alcohol y tranquilizantes entre los 13 y los 14 años. Posteriormente, empiezan a probar cannabis, alucinógenos y éxtasis. La cocaína y las anfetaminas son las sustancias que se empiezan a consumir a una edad "más tardía". En comparación con el resto de España, los estudiantes lanzaroteños son "algo más precoces en el inicio del consumo", según este informe.
Además, la proporción de consumidores de las distintas drogas aumenta progresivamente con la edad, por lo que el mayor incremento de consumo de alcohol, tabaco, cannabis y tranquilizantes se produce entre los 14 y los 16 años, mientras que en el caso de la cocaína, entre los 17 y los 18 años.
También existen diferencias importantes según el sexo del estudiante, ya que los chicos consumen más cannabis que las chicas, pero éstas toman más tranquilizantes o pastillas para dormir y consumen más tabaco y alcohol.
Percepción del riesgo
Las conductas de consumo de drogas que los estudiantes de Enseñanzas Secundarias asocian a un menor riesgo son tomar 5 ó 6 cañas o copas de bebidas alcohólicas en fin de semana y tomar 1 ó 2 cañas o copas diariamente. Por el contrario, las conductas asociadas a un mayor riesgo son el consumo habitual de cocaína, éxtasis, alucinógenos y anfetaminas.
Con respecto a las diferencias sexuales se aprecia que, al igual que lo que ocurre en el resto de España, las chicas tienen una percepción de riesgo superior a los chicos para el consumo habitual de cualquiera de las sustancias.
Por otra parte, las drogas percibidas por los estudiantes como las más disponibles o accesibles son las de comercio legal, es decir, alcohol y tabaco, y también e hipnosedantes, y el cannabis. El 89,1 por ciento de los estudiantes encuestados piensa que le sería fácil o muy fácil conseguir bebidas alcohólicas si quisiera, el 85,6 por ciento tabaco, el 61,8 por ciento cannabis y el 57,7 por ciento hipnosedantes (tranquilizantes o somníferos).
Salidas nocturnas y horario de regreso a casa
El 23 por ciento de los estudiantes llegó a su casa la última noche que salió el fin de semana antes de las 24.00 horas, mientras que el 50,6 por ciento lo hizo entre las 24.00 y las 4 de la madrugada y el 26,4 por ciento restante llegó después de las 4.00 horas.
El 43,7 % de los estudiantes ha salido al menos una noche a la semana durante el último año. Esta proporción no varía apenas según la edad y, en cuanto a las diferencias intersexuales, se registra entre los chicos un mayor número de salidas que entre las chicas. El porcentaje de jóvenes que no sale por las noches es del 5,7 por ciento.
Como consecuencia del consumo de alcohol y drogas, el 9,6 por ciento reconoce haber participado en alguna pelea o sufrido una agresión física después de haber tomado alcohol, hachís o cocaína. Un 3,2 por ciento ha sido detenido por la policía o la Guardia Civil tras consumir alcohol, hachís o cocaína, mientras que un 2,8 por ciento ha tenido que recibir asistencia médica.
