En Lanzarote perviven 13 escuelas con 20 alumnos o menos situadas en pequeñas localidades. Una educación cercana, que une niños de diferentes edades y que está en peligro de extinción

Al cole como en familia

Campanas de cartulina coloreadas con trazos infantiles, angelitos de papel con alas de algodón y olor a pegamento y pinturas de cera. Los niños no paran en sus sillas verdes, corriendo de aquí para ...

1 de febrero de 2007 (00:55 CET)
Al cole como en familia
Al cole como en familia

Campanas de cartulina coloreadas con trazos infantiles, angelitos de papel con alas de algodón y olor a pegamento y pinturas de cera. Los niños no paran en sus sillas verdes, corriendo de aquí para allá.Tienen entre tres y siete años y forman una clase singular. Son los alumnos de la escuela unitaria Liria, situada en La Vegueta, Tinajo. Un colegio especial desde el momento en el que es una voz infantil la que en muchas ocasiones contesta al teléfono del centro, les encanta llegar antes que la directora al aparato. Mariola Estupiñán lleva las riendas de esta escuela y además, es la tutora de los 19 niños que estudian este curso en el colegio.

Los 55 años de antigüedad que tiene la escuela no se notan una vez que se atraviesa la puerta de entrada de madera. Un mundo de colores y juguetes se mezclan con las últimas tecnologías de la información al alcance de los pequeños desde los tres años.Agrupados por edades en mesas adaptadas a su estatura, hoy dibujan 15 niños porque"hay cuatro que están malos y no han podido venir" explica Mariola.

En el colegio de La Vegueta no hay problema de falta de alumnos, este año tres alumnos de segundo de Primaria tuvieron que marcharse al colegio Virgen de los Volcanes porque sobrepasaban el límite permitido de alumnos, cifrado en 20 por cada escuela unitaria. Pero no todas las escuelas unitarias de Lanzarote están en la misma situación. Es muy probable que las puertas del colegio de Teseguite no vuelvan a abrirse el próximo curso después de más de treinta años funcionando.

Este año sólo cuenta con seis alumnos y la Consejería de Educación ya ha comunicado a su directora, Inés Reyes, que si para el curso que viene no tiene como mínimo nueve alumnos, la escuela dejará de existir. Inés Reyes no se muestra optimista porque en Teseguite "sólo hay un niño que el año que viene entraría en el colegio y otros niños en edad escolar los llevan a La Villa porque tienen allí hermanos o por otros motivos". No es la primera vez que una de estas escuelas peligra e incluso, que peligran todas.

El coste que supone a la Consejería de Educación mantener este tipo de colegios con pocos alumnos, les ha llevado en alguna ocasión a plantearse su cierre. Por el momento esto no va a ocurrir según explica Sebastián Acosta Luján, coordinador de las 13 escuelas unitarias de la isla, que cuentan con unos 350 alumnos y 30 docentes. Para el coordinador las escuelas unitarias ofrecen algo que otros colegios no tienen: "se respeta la idiosincrasia de cada localidad y se transmiten los valores de la comunidad en la que esté el centro" y añade que "la relación con los padres es mucho más cercana". Pero Sebastián también reconoce que hay padres que prefieren llevar a sus hijos a otros centros con más alumnos porque creen que facilita la relación con más niños.

Como en familia

Aunque Mariola Estupiñán en La Vegueta da clase a niños de cuatro cursos está acostumbrada a trabajar con cada curso al nivel que les corresponde y dentro de su nivel "cada niño va a su ritmo, hay unos que van más rápidos que otros, así que la enseñanza es individualizada, y eso es una ventaja", comenta la directora mientras atiende a los niños que se arremolinan alrededor de sus piernas dibujo en mano. "El ambiente en la escuela unitaria es más enriquecedor y el contacto de los niños de tres años con los de primero de Primaria es muy positivo, se espabilan más", continúa Mariola.

Desde que entran por primera vez en el cole a los tres años, pasan a saber utilizar un ordenador y la terminología informática, puesto que disponen de seis equipos informáticos, con programas actualizados como en el resto de los colegios, mediante el proyecto Medusa del Gobierno de Canarias, que mantiene al día en las tecnologías de la información los centros de enseñanza. "Este servidor lo tendría un centro grande con 600 alumnos, así que en este colegio se aprovecha bien porque somos poquitos. Cuando los niños terminan sus fichas, "se sientan en sus ordenadores", afirma la profesora, que reconoce que para ella también se ha convertido en una herramienta de gran utilidad, "si un niño viene del recreo con una mariposa en la mano, en ese momento buscamos en internet toda la información sobre ella".

Pero la jornada escolar empieza mucho antes. A las 8:30 llegan los alumnos a clase y se van a la asamblea, que no es otra cosa que una alfombra de mil colores en la que junto a Mariola se sientan para hablar de cosas importantes: qué día de la semana y del mes es o qué tiempo hace fuera del cole, además de tratar el tema sobre el que van a trabajar durante ese día, algo que se convierte en todo un debate porque "participan todos, levantan la mano y esperan sus turnos". Tertulias que continúan después de haber visto uno de los DVDs educativos de que disponen, "cada uno cuenta su parecer de lo que hayamos visto".

A continuación empiezan a trabajar con fichas sobre el tema, teniendo en cuenta "el momento en el que está cada uno de madurez y de conocimientos".

Aprendiendo a ser mayor

Pero el trabajo en la escuela unitaria de La Vegueta es mucho más que fichas. El "rincón" de la casita es muy importante, sobre todo para los más pequeños. Allí, entre la cocinita y el "mini carro" de la compra, juegan a ser mayores. La música suena en muchas sesiones, "a los niños les encanta" comenta la maestra, pero además no faltan los talleres de manualidades e incluso de cocina, en el que los "pequeños pinches" cocinan "sándwiches y fruta" según nos cuentan ellos mismos. A continuación aprenden buenos hábitos de higiene y en el cuarto de baño con saneamientos casi en miniatura, ideales para su tamaño, se lavan los dientes y para eso, cada uno lleva su vaso y su cepillo.

El huerto les ocupa en otras ocasiones. En un rincón del patio donde salen a jugar, plantaron en noviembre tomates, lechugas, calabaza, zanahorias o arvejas. "Ya han crecido, pero el veneno no ha hecho nada porque las hojas tienen agujeros", así se explica Alberto, uno de los alumnos del colegio Liria que ha observado como el azufre que la maestra Mariola esparció para evitar que los insectos se comieran las plantas no ha tenido el efecto deseado.

Tanto el huerto como los dibujos que adornan las paredes del patio del colegio se han hecho con ayuda de familiares de alumnos y es que, la colaboración de los padres en todas las actividades es una de las características de estos colegios, que como explica Mariola "están muy metidos en el pueblo". La tía de un antiguo alumno acude al colegio con sus herramientas para cuidar el huerto con los niños y una de las madres de los alumnos, "que es una manitas", se encargó de pintar las paredes. La maestra tiene contacto directo con los padres a diario e incluso, conoce a los niños que al siguiente curso entrarán en el cole, "hacemos fiestas de Navidad y del Día de Canarias en las queinvitamos a antiguos alumnos, abuelos, familias y a los niños que se escolarizan al año siguiente para que se familiaricen con el colegio".

Contacto directo con la administración

Mariola Estupiñán lleva en el colegio de La Vegueta cuatro cursos, aunque en escuelas unitarias ejerce desde hace seis años, además de haber dado clase en colegios que habitualmente registran mayor número de alumnos. Aprovecha las seis horas semanales que los niños tienen con los docentes de inglés, música y religión para ejercer las labores de dirección del centro en el pequeño despacho en el que ha convertido una de las habitaciones de la antigua casa del maestro. Hace unos años el colegio Liria estaba formado por un solo aula. Poco a poco, han ido ganando estancias a la casa contigua hasta conseguir crear la sala de la asamblea, el cuarto donde los niños cuelgan sus carteras, el aula de informática y estancias donde guardar libros y material escolar. El siguiente proyecto es terminar la cocina.

Aunque por lo reducido de este tipo de escuelas, parezca que pueden estar desatendidas u olvidadas por la Administración, Mariola asegura que el apoyo por parte de la inspección es total, puesto que trata directamente con las instituciones, "si necesito algo llamo al concejal del ayuntamiento de Tinajo o al alcalde, y si me hace falta material llamo directamente al responsable de Estructura en Educación".

Además de la dotación de la Consejería de Educación, estos colegios trabajan en proyectos educativos, con los que obtienen subvenciones que les permite desarrollar actividades, "nos han aprobado tres proyectos: el de huertos escolares, otro de actividades extraescolares con las familias y un tercero de nuevas tecnologías". "¿Desventajas de trabajar en escuelas unitarias? creo que ninguna" afirma convencida Mariola, "hay mucho afecto en clase".

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