Las numerosas casas abandonadas que proliferan en las calles de Arrecife se han convertido en sus nuevos refugios ymientras los comerciantes y vecinos de la calle Real se muestran aliviados porque el "trajín" del Alespa y los miles de kilos de basura que lo ocupaban han desaparecido, ahora son otros los que ven como algunas casas colindantes con sus viviendas, son habitadas por nuevos "inquilinos".
"Ésa no es la solución, porque esta zona de la calle tiene ahora mejor apariencia pero el foco se ha trasladado a otro lugar". Es la opinión de una comerciante cuyo negocio se encuentra justo en frente del Alespa. Aseguran que se han reunido en varias ocasiones con las autoridades municipales, pero nunca han encontrado una respuesta satifasctoria.
"Servicios Sociales nos dice que no puede hacer nada y que los de la tele les habían pagado a los drogodependientes para que hicieran ese espectáculo", cuenta María Peñate, una de las comerciantes de la zona, en referencia al reportaje emitido por la televisión nacional Cuatro, "lo que salió en el reportaje no es nada con lo que estamos pasando". Como otros vecinos de la zona, María Peñate se pregunta a dónde van a ir los inquilinos del Alespa.
Nadie sabe con certeza donde pasan sus noches las personas que vivían en el antiguohostal. El jefe de la Policía Local de Arrecife, José Antonio Lasso, reconoce que todavía no tienen localizado dónde pueden estar alojados, aunque sí conocen puntos clave donde se concentran los toxicómanos, "habitualmente se hacen actuaciones en esos puntos, si no hay actos delictivos se hace un informe y nada más". La concejal de Servicios Sociales, Lolina Curbelo asegura que ninguno está sin techo, "automáticamente se ubicaron, unos en un sitio y otros en otros, pero ellos no te comunican donde están".
A buscarse la vida
Sólo hay que merodear por las calles del centro de Arrecife cercanas al Charco de San Ginés para saber qué ha ocurrido con los inquilinos del Alespa. Son las 19:45 horas de la tarde y las tiendas de la calle Real agotan su jornada. Poca gente queda ya por la vía, sobre todo en la zona de la calle comercial cercana a "Las Cuatro Esquinas". Allí, en un banco conversan tranquilamente dos jóvenes, uno acarreando varias bolsas, el otro, acabando con un cigarrillo. Ambos son toxicómanos.
David tiene 37 años y vivió en la residencia Alespa durante casi dos meses hasta que,una semana antes de la intervención, se marchó. Según cuenta la policía les avisó del inminente desalojo así que empezó a buscarse la vida. "Me largué de ahí antes de que me echaran a leñazos, no quería acabar mal". Entiende que los vecinos de la zona se quejaran porque reconoce que le prendían fuego a las basuras y continuamente debían acudir bomberos y ambulancias, estos últimos "cuando había casos de sobredosis", aunque niega que entre los inquilinos del hostal hubiera peleas.
La rutina entre las paredes del edificio consistía según David en "ir a dormir y a meternos". Reconoce que no se sentía seguro allí dentro porque entraba cualquiera a cualquier hora. "Estábamos unos 20 y si dormías podía venía uno y soltarte un palo porque en los dormitorios no había puertas ni nada". Durante el día cada uno se iba a sus "quehaceres", unos a los aparcamientos, otros a pedir.
David vive desde entonces con una pareja de amigos en una casa abandonada del barrio de Valterra. Continúa buscándose la vida aunquesin delinquir, "ya no está uno para robar" afirma. No necesita mucho dinero, si acaso para cigarrillos, porque está en tratamiento con metadona, "estoy muy tranquilito, no quiero dinero para droga, ¿para qué si con la metadona tengo?". Dice no esta muy seguro del paradero de sus antiguos compañeros de vivienda, "creo que algunos viven como yo en casas abandonadas,otros se quedan en obras y alguno en un coche, en la calle".
Se queja de que nadie del ayuntamiento habló con él tras el desalojo para ofrecerle alguna alternativa. Lolina Curbelo disiente de esta opinión y mantiene que continuamente se les está ofreciendo la red asistencial que existe en Lanzarote, "me atrevo a decir que es una de las mejores de España", considera la concejal, quién explica que los toxicómanos "están de ocupas porque quieren". Se lamenta de que no aceptan salidas y "como ni por Ley ni sus familias ni nadie les pueden obligar a aceptarlas, pues no podemos hacer nada".
Desde las primeras denuncias hechas por los vecinos y comerciantes de la zona sobre la situación del Alespa, hasta su desalojo, ha pasado mucho tiempo. Lolina Curbelo explica que no es tan fácil intervenir en un caso de este tipo. Primero tienen que contar con el consentimiento de los dueños de la casa ocupada para entrar, algo que no siempre es fácil. "En el caso de la residencia había un agravante, el dueño había tenido un pleito con el inquilino, que había ganado este. Nos costó localizarlo en Tenerife".
Viejos conocidos, nuevos intereses
Caminando por una de las calles del centro de Arrecife aparece Pedro, nombre que no le pertenece. Teme que algún familiar lo reconozca, si bien procede de la Península. Era de los que pasaban alguna que otra noche en el Alespa y la madrugada del desalojo, dormía allí. "Llegaron de madrugada y a los 6 o 7 que quedábamos allí nos echaron, me levante, ni cogí mis cosas ni nada y me fui, si dices algo un poco tal te caen unos cuantos porrazos", explica Pedro.
Salió de la antigua residencia y con un amigo se fue "a un sitio" que prefiere no contar. Allí con un amigo se puso una manta por encima y a dormir. Ahora vive en La Rocar, otro de los focos en el que dogrodependientes y personas sin hogar malviven. De sus antiguos compañeros en el Alespa recuerda especialmente a uno de ellos, que había salido del Hospital, según cuenta, hace poco tiempo, "ahora por lo que sé está viviendo en un coche".
Pedro continúa con su rutina habitual. Los miércoles y jueves trabaja en el mercadillo de Arrecife, "ya no delinco, me busco la vida? si me das un par de euros te lo agradezco". Cuando Pedro dejó su vida en la Península y vino a Canarias en el 2000, volvió a recaer en la droga. Es el caso de muchos de los que se encuentran en su situación. Según Lolina Curbelo esta coincidencia se debe a varios factores, "hay buen clima, se roba bien y hay casas abandonadas".
La Policía Local tiene a la mayoría de estas personas localizadas. A los siete u ocho "residentes habituales" del Alespa les conocían con nombres y apellidos, la mayoría del resto que iba y venía también eran conocidos según Lolina. La concejal se defiende de las críticas hacia su área y alega que hay mucho desconocimiento de la labor que se hace con los drogodependientes, siempre y cuando estos se dejen. Pero afirma que lo que más le preocupa "es que un tema tan sangrante y doloroso se tome como una herramienta política" y no duda que "el que diga que va a terminar con la droga está engañando como un cosaco".
Cree que la droga en Lanzarote es un problema de todos, no sólo del Ayuntamiento, "también de la Policía Nacional, del Cabildo y de todos los ayuntamientos". Pero la droga incomoda a la sociedad "cuando la tiene al lado" prosigue la concejal. Y aunque la solución fácil para las administraciones según ella sería agrupar a estas personas en un sitio determinado, esa no es la solución porque "no son animales, son personas" concluye.
Por el momento los desalojados del Alespa buscan su propia solución trasladándose a nuevas "residencias", algunos muy cerca de la antigua, a sólo unas calles, de nombre Norte. Allí dos casas abandonadas hacen las veces de hogar para estas personas. Ya empiezan a escucharse protestas entre los vecinos de las casas colindantes, hasta que las autoridades vuelvan a actuar en esos inmuebles y los ocupantes, sigan buscando un nuevo refugio. Van rodando.
Calle Norte, nuevo punto de encuentro
Bárbara Lázaro lleva muchos años viviendo en la calle Norte. Desde hace meses viven "huéspedes" como ella los llama en la casa colindante con su vivienda. Pero desde el desalojo del Alespa "por lo menos han llegado seis o siete nuevos, yo no los había visto antes" apunta Bárabara. Han arrancado la ventana de la casa y por ahí entran y salen. Sólo hay que asomarse para ver colchones, alguna manta y basuras.
Según esta vecina de Arrecife hay días en que el mal olor entra a su casa. "Hacen sus necesidades en la casa y no tienen agua, ahí se van a juntar hasta ratas" cuenta Bárbara Lázaro, quién dice tener miedo de que prendan fuego. Otros vecinos le han confirmado que han visto en alguna ocasión a varias personas en su azotea, es fácil pasar desde la vivienda colindante. Bárbara ha intentado contactar con los dueños de la vivienda, pero éstos la han vendido a una constructora.
"Compran las casas y luego no hacen nada con ellas, que les obliguen a taponarlas" se queja la vecina, que asegura no entender cómo en el Ayuntamiento dicen que no pueden hacer nada, "si esta casa estuviera al lado de la alcaldesa ya lo habrían quitado". El dueño del bar abierto desde hace casi veinte años dos casas más abajo de la de Bárbara muestra el butrón por el que entraron hace unos meses en su local. Desde la casa ocupada hicieron un agujero por el que se colaron en el bar a robar.
Poco más arriba, en la misma calle Norte, otra casa abandonada se encuentra hoy ocupada por toxicómanos. "Nos han contado en el bar una de las vive en esa casa cobra 10 euros por noche al resto de drogadictos". Son las 20:45 horas y la casa permanece cerrada a cal y canto. Pronto irán llegando sus ocupantes, como cada noche,a dormir bajo techo.