Un total de siete viviendas continúan ocupadas tras el desalojo de Loma Verde y no han sido abandonadas, aunque los okupas tendrán un plazo de diez días para hacerlo. Así ha concluido la jornada de desalojo de 44 viviendas de este antiguo complejo turístico, de las que al menos, entre 24 y 35 estaban ocupadas.
Los apartamentos han sido desalojados después de que una orden judicial obligara a ello, ya que fueron embargados hace tiempo por La Caja de Canarias. Este jueves, los vecinos recibieron la notificación de que en la mañana de este viernes debían de abandonar sus viviendas y algunos se negaban a marcharse. "No nos iremos", anticipaban algunos de ellos a La Voz.
De hecho, la jornada de desalojo no comenzó muy bien. Alrededor de las 08:15 horas, uno de los apartamentos, que al parecer estaba vacío aunque era utilizado a veces por los okupas, era víctima de las llamas. Bomberos, Policía Local y una ambulancia se desplazaban hasta el lugar de los hechos. "Nosotros no hemos visto nada. Sólo hemos visto fuego y hemos avisado a los bomberos", aseguraba uno de los jóvenes okupas que residía en la casa de al lado.
Diez días para desalojar
Un poco más tarde de las 10 horas comenzó el desalojo de las viviendas. Un total de 19 efectivos de la Policía Local de Tías, así como otros 18 de la Guardia Civil vigilaban la zona para que todo se desarrollase con la mayor normalidad posible. Mientras, las casas que ya habían sido desalojadas eran entregadas a La Caja de Canarias.
Algunos, sin embargo, se negaban a abandonar las viviendas y, de hecho, siete de ellas no han sido desalojadas, por el momento. Y es que, según la orden judicial, todavía tienen un plazo de 10 días para poder hacerlo o acreditar, si fuera el caso, que pagan un alquiler por la vivienda.
Una de las casas que no ha sido abandonada es la de Eleany. Una mujer, con dos niños pequeños, que asegura que fue "estafada". Y es que, según relata, ella accedió a la vivienda pagando un alquiler, aunque sólo con contrato verbal, a una persona que luego resultó no ser la propietaria. Incluso Eleany, junto con otros vecinos, llegó a interponer una denuncia en el Juzgado por este motivo. "Es una injusticia que me echen de aquí", dice.
Algunos de los okupas también se han resistido en un primer momento, aunque finalmente han acabado abandonado. Ése es el caso de Rayco y Luis, que se atrincheraron en su casa pero, tras mantener una conversación con los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Tías, acabaron cogiendo sus pertenencias. "Me voy porque Servicios Sociales se ha comprometido a darnos una casa de protección oficial y a que nos van a ayudar a buscar trabajo a los jóvenes. Que sea verdad o mentira, no lo sé. Por ahora voy a llevar mis cosas fuera y el perro se lo lleva la perrera hasta que lo recupere", explicaba Rayco.
Acogidos en una vivienda
La concejal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Tías, Jéssica Suárez, ha explicado que estas personas "no se van a quedar en la calle". Por ahora, según ha manifestado Suárez, se les va a ofrecer, a través del Cabildo, una vivienda dónde puedan dormir.
En total, han sido cuatro personas las que han sido acogidas, por el momento, en esta vivienda. "Les vamos a gestionar un alquiler, una ayuda, hasta que ellos se puedan reincorporar a la normalidad. Trabajaremos el tema de la orientación laboral, porque lo ideal sería que encontrasen trabajo y así pudieran hacer frente a los costes de un alquiler", afirma la edil de Servicios Sociales.
Los propietarios, contentos
Los que sí se han mostrado contentos con el desalojo han sido los propietarios del resto de viviendas, que observaban cómo se desarrollaba la jornada e, incluso, algunos de ellos han sido protagonistas de otro de los momentos tensos. Cuando uno de los okupas abandonaba la casa, fue recibido por insultos de varios propietarios de origen británico, que le llegaron incluso a empujar. "Fuera", gritaban.
Uno de estos propietarios enseñaba además su vivienda. Una casa prácticamente vacía de muebles porque, según asegura, se los han robado. Una vecina contaba este jueves que, desde que las casas se ocuparon, se han dado problemas de "drogas, peleas e, incluso, robos".
Los okupas denuncian, por su parte, que eran víctimas de sabotaje. "Nos cortaban la luz, el agua e, incluso, nos han roto las cerraduras alguna vez", contaba uno de ello. Incluso, unas de las viviendas de estos okupas ha amanecido este viernes con pintadas con insultos en una de sus fachadas. "No sé quién las ha hecho".
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