Los Gofiones actuaron en el Festival Malpaís de la Corona, donde también se mostraron oficios de antaño

Romería, folklore y actos para todos llenaron Haría en un fin de semana dedicado a San Juan

El pasado viernes el VI Festival Folklórico Malpaís de la Corona se celebró con la actuación de la agrupación anfitriona, que lleva el mismo nombre que el festival, y con la salida al escenario de Los Gofiones, un referente ...

19 de junio de 2006 (15:12 CET)
Romería, folklore y actos para todos llenaron Haría en un fin de semana dedicado a San Juan
Romería, folklore y actos para todos llenaron Haría en un fin de semana dedicado a San Juan

El pasado viernes el VI Festival Folklórico Malpaís de la Corona se celebró con la actuación de la agrupación anfitriona, que lleva el mismo nombre que el festival, y con la salida al escenario de Los Gofiones, un referente en el folklore canario y un reclamo efectivo que llenó de público el evento que lleva paseando las melodías tradicionales canarias desde 1968.

De esta manera se intercalaron los ritmos más propios acompañados por el movimiento, destreza y colorido del grupo de baile del Malpaís de la Corona y las melodías procedentes de Sudamérica a las que siempre dedican tiempo Los Gofiones. Además de música, palmas y baile, el Festival se aderezó con demostraciones de labores ancestrales y oficios de antaño como puede ser el de zapatero, herrero, ebanista y cantero o labrante de la piedra.

Tras el festival, que congregó a todo el pueblo de las mil palmeras y público procedente de toda al Isla, se procedió al comienzo de Fútbol Sala y a la Verbena Popular que fue amenizada por el Trío Suso y Familia.

Ya el sábado, Haría superó la resaca para dedicarle tiempo a los más jóvenes con la Mañana Joven. Luego, el torneo de Judo y las riñas de gallo en el I Campeonato de Casteadores de San Juan, llenaron el resto de la mañana. Por la tarde llegó el acto más esperado del día, donde de nuevo las tradiciones y el jolgorio tomaron protagonismo.

Los burros y los camellos tiraron de las carrozas en las que se encontraban las provisiones de los romeros, que no dejaron de cantar y bailar hasta mucho después de concluir el evento con la ofrenda al Santo, ya que luego se celebró el Baile de Romeros y la elección de la Romera Mayor.

Durante la romería, los timples, guitarras, bandurrias, laúdes, hueseras y todo lo que podía acompañar los sonidos tradicionales recorrieron las calles de un pueblo cargado de alegría. La participación fue excelente, todos ataviados y aportando su granito de arena al gentío, que demostró una vez más que en Lanzarote no se deja de lado la tradición y la fiesta. Pero la nota del recorrido la dieron los niños, que cada vez son más los que se ponen el fajín o el refajo, según sea el caso, para vivir desde un primer momento el legado festivo que sigue siendo una práctica consolidada.

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