La cesta de la compra se ha encarecido estos días por el desabastecimiento que ha provocado la ola de calor. Una semana después de que las temperaturas empezaran a descender, comienzan a manifestarse las consecuencias de la climatología en los mercados, y en los bolsillos. Y es que en época de escasez, la ley de la oferta y la demanda se impone. Hasta 7 euros costaba estos días el kilo de tomate.
Eluterio Padrón es un agricultor con importantes explotaciones agrícolas en Lanzarote. Durante esta semana, trabaja a destajo para dar salida a la producción que ha sobrevivido a la ola de calor. En los establecimientos de venta tienen prisa, porque han comenzado a escasear productos como el tomate, la lechuga y el calabacín. Un desabastecimiento "razonable", cuando ocurren episodios como el de la semana pasada, según explican los representantes del sector, pero que repercute directamente en la economía doméstica.
Ahora, se han incrementado las exportaciones de la península y Europa, menos en el caso de la lechuga, que se trae del archipiélago ya que según las normas fitosanitarias está prohibida la importación de este producto de otras zonas. "Al no poderse importar estamos obligados a consumir lechugas quemadas y malas. Es lamentable que no se resuelva este problema", critican representantes del sector afectado.