Las gafas de sol no sólo nos protegen de la intensa luz de los días de primavera y verano, sino que son una protección idónea para la radiación ultravioleta e infrarrojo que, desde el sol, llegan a las diferentes estructuras del ojo. Además, los estudios científicos realizados alertan sobre un considerable aumento de la cantidad de radiación ultravioleta (UV) que llega a todo el territorio español y, por tanto, el incremento de sus efectos nocivos.
Para Javier Cañamero, presidente de la asociación de utilidad pública Visión y Vida, "el diseño, las últimas tendencias y la moda son muy importantes en la comercialización de gafas de sol, pero un factor fundamental es la calidad de las lentes, ya que sin los filtros homologados adecuados tenemos un gran riesgo de sufrir patologías oculares de importancia, algunas de ellas irreversibles".
Algunos dolores intensos de cabeza, determinadas conjuntivitis y fotofobias (intolerancia anormal a la luz intensa) están producidos directamente por la utilización de gafas de sol sin ningún tipo de garantías de calidad, lentes que no disponen de los filtros adecuados para evitar el paso de la radiación ultravioleta a los ojos y las distorsiones anómalas de la imagen. Así, cuando los ojos están demasiado tiempo expuestos a este tipo de radiación, ésta se almacena en cierto modo en el cristalino sin que pueda eliminarse, por lo que pasado un tiempo pueden aparecer cataratas.
"Las enfermedades oculares ocasionadas por la radicación solar pueden tardar muchos años en manifestarse, ya que los efectos del ultravioleta son acumulativosexplicó Cañamero.
Las gafas pequeñas que no cubren el ojo en su totalidad, las que no poseen filtros protectores o las lentes no talladas ópticamente, no sólo no cumplen con su función protectora sino que pueden llegar a ser perjudiciales.
