Los Centros Turísticos contrataron hace un año un plan de marketing para intentar "impulsar" el museo submarino, que en todo 2017 solo recibió 8.729 visitas, frente a los 2,8 millones de turistas que acudieron al resto de la red de los CACT. Aunque no se había hecho público, fue en abril de 2017 cuando se firmó este contrato con la empresa Wearemonobo SL, por valor de 17.100 euros más impuestos.
El museo, que en ese momento llevaba más de un año abierto con las primeras esculturas de Jason deCaires, había sido inaugurado oficialmente en enero de 2017, al sumergirse las últimas obras. "El acto de inauguración del Museo Atlántico ha llegado a casi 200 millones de personas a través de 230 impactos generados en medios de comunicación, lo que ha tenido un valor publicitario equivalente de 12.686.928 euros", aseguró entonces el Cabildo, señalando que "medios de todo el planeta" se habían hecho eco de la noticia. Incluso, el presidente, Pedro San Ginés, y el consejero de los Centros, Echedey Eugenio, se refirieron a este nuevo y polémico centro turístico como una herramienta de "promoción" de la isla.
Sin embargo, tres meses después de esa inauguración y de ese supuesto impacto internacional, los Centros firmaron un contrato con el objetivo de "impulsar el crecimiento de visitantes, el lanzamiento de la línea de negocio de venta de recuerdos y dar a conocer el museo entre la población residente en Lanzarote", asumiendo así que el centro ni siquiera era suficientemente conocido dentro de la isla.
Más de 1.900 euros por mes
El contrato firmado con esta empresa de publicidad tenía una duración de nueve meses y durante ese periodo establecía un pago prorrateado mensual de 1.900 euros, a lo que hay que sumar los impuestos, aunque no se ha conocido el resultado de ese plan de marketing.
En cuanto a la evolución de las visitas, el mes en que se firmó el contrato, en abril de 2017, el museo submarino había recibido a 760 personas, pero en los dos meses siguientes la afluencia cayó a 620 y 594, respectivamente. Solo aumentó en los meses de verano, llegando a alcanzar la mayor cifra en agosto, con 1.450 visitas, pero volvió a caer entre octubre y diciembre, cerrando el año con una media de 22 visitas por día.
En cuanto a los primeros meses de este año, la afluencia tampoco ha remontado y en febrero recibió menos de 400 personas. En total, en este cuatrimestre ha sumado 2.344 visitas frente las 2.215 de los cuatro primeros meses de 2017, antes que se contratase este plan de marketing por más de 17.000 euros. Además, tal como hace dos semanas publicaba La Voz de Lanzarote, el museo ni siquiera está teniendo una acogida significativa entre los turistas que visitan la isla para practicar submarinismo. De hecho, según las cifras del propio Centro de Datos del Cabildo, de los 176.644 turistas que practicaron buceo en la isla en 2017, menos del 5 por ciento acudió al museo submarino.
"Referente de extraordinaria valía para la promoción internacional de Lanzarote"
"Es imposible calcular el valor económico que hubiera tenido acometer una campaña publicitaria de la dimensión y el impacto que ha tenido el hundimiento de los primeros conjuntos escultóricos del Museo Atlántico", sostuvo a principios de 2016 el presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, cuando se instaló la primera fase del museo. En aquel momento, San Ginés llegó a afirmar que este centro era "un referente de extraordinaria valía para la promoción y proyección internacional del destino Lanzarote, pero también de Canarias y de España".
Desde entonces, las visitas a este museo siguen sin remontar y es con enorme diferencia el menos visitado de la red de los Centros Turísticos (el resto recibe decenas de miles de visitas al mes) junto con la Casa Amarilla, cuya afluencia está solo ligeramente por detrás de la del Museo Atlántico. Mientras tanto, la polémica por la creación de este centro turístico ha seguido creciendo, tanto por el dinero que desembolsó la institución como, sobre todo, por el hecho de que decidieran instalarlo junto al puerto deportivo ilegal Marina Rubicón.
A la suma que cobró el artista Jason DeCaires y a las nuevas inversiones que pretenden realizarse en relación al museo se suma el dinero abonado a los dueños de este puerto deportivo, tanto por el alquiler de locales como por otros conceptos como amarre de una embarcación, compra de combustible, varado y reparaciones.
En cuanto a los locales, inicialmente se alquilaron para servir de taller mientras se elaboraban las esculturas, pero cuando el museo ya estaba inaugurado, DeCaires siguió usando ese espacio pagado con fondos públicos para su obra privada. Después, los Centros rescindieron el contrato pero a continuación firmaron otro y mantuvieron el alquiler de un local como oficina de información del museo. Hace un año, el Pleno del Cabildo aprobó una moción de Podemos para instar a los Centros a abandonar ese local y a romper este vínculo con un puerto ilegal, pero hasta ahora el acuerdo sigue sin ejecutarse, a pesar de los distintos anuncios del consejero, José Juan Lorenzo, que es sobrino de uno de los dueños del puerto y primo del gerente.