Los artesanos del palmo, el palmito y el pírgano, todos ellos procedentes de las palmeras, temen quedarse en paro. Si la prohibición de la tala de palmeras deja de ser una medida cautelar y se extiende en el tiempo, podrían perder estas materias primas, esenciales para su trabajo.
Por ello, han solicitado al Cabildo de Lanzarote dos líneas de ayuda: la primera, que se traiga material de otros municipios para no alterar el palmeral de Haría, uno de los más importantes de Lanzarote. La segunda, abrir una vía de financiación para los artesanos que puedan sufrir pérdidas económicas a medio plazo.
Los artesanos del palmito han resaltado en todo momento su concienciación con el problema del picudo rojo, y su voluntad de colaboración para que no se alteren las medidas. Sin embargo, también han mostrado preocupación por el futuro de una actividad que llevan desempeñando desde hace décadas.
Actualmente, en Haría hay unos quince artesanos que trabajan para ofrecer a turistas y lanzaroteño sus productos artesanales.
