La Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura ha resuelto no autorizar el proyecto básico de 110 viviendas unifamiliares en el sector 146 del Plan Parcial de Montaña Roja, en Playa Blanca, al invadir el entorno protegido del Faro de Pechiguera, que fue declarado Bien de Interés Cultural con categoría de monumento en 2003.
Según la resolución, "De acuerdo con el plano de situación aportado por el Cabildo de Lanzarote, el extremo de la parcela 146, donde se van a construir las viviendas, se ve claramente cómo queda dentro del espacio del entorno de protección del Bien de Interés Cultural "Faro de Pechiguera"". El documento incide además en que en el plano y reconstrucción infográfica aportados por el promotor, Inversur Lanzarote, S.L., "se ve claramente una línea que marca el límite del entorno de protección y cómo las viviendas invaden este espacio protegido".
El procedimiento se inició cuando un guarda de Patrimonio del Cabildo de Lanzarote detectó movimiento de tierras en la zona de Pechiguera y gestionó la correspondiente denuncia, que fue remitida al órgano competente, en este caso el Ministerio de Cultura. Tras recabar informes y planos de la Primera Corporación y de la propia empresa promotora, la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales ha resuelto no autorizar el proyecto urbanístico de Montaña Roja.
"Desde el primer momento nos pareció inaceptable que el entorno del Faro pudiera verse afectado por la construcción de viviendas. Obviamente, la preservación de nuestro patrimonio cultural debe estar por encina de intereses particulares a corto plazo", ha señalado el consejero de Política Territorial, Medio Ambiente y Patrimonio Histórico, Carlos Espino.
BIC
El Faro de Pechiguera, situado en el extremo SO de Lanzarote, surge a partir de una Real Orden del Gobierno Nacional como parte integrante del Plan de Alumbramiento de las Islas Canarias de 1856. La torre se inauguró en 1866 y ha funcionado durante cerca de 120 años. El faro fue diseñado por el ingeniero Juan de León y Castillo, con la colaboración del lanzaroteño Clavijo.
El edificio responde a un inmueble de planta cuadrada de 14 metros de lado. El espacio interior se organiza a partir de un patio central con aljibe con una capacidad de 100 metros cúbicos, que recogía el agua de lluvia de las azoteas y espacio circundante al faro. La torre es de sillería basáltica con cuerpo cilíndrico. El resto de la construcción sobresale por presentar un ritmo equilibrado en los vanos, formados por puertas y ventanas de arcos de medio punto y con cornisa de remate del edificio.
Según Espino, "al margen de la catalogación como Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento de este inmueble, no cabe duda de que en nuestras costas, la presencia de un faro supone un elemento más de la identidad insular, que debemos proteger".