¿Reflejan los datos oficiales sobre el número de plazas alojativas las que realmente existen en Lanzarote?
Creemos que los censos estadísticos oficiales no reflejan con exactitud el número de plazas alojativas que tiene la isla. Pensamos que Lanzarote tiene entre un 20 por ciento y un 30 por ciento más del número oficial que refleja la estadística.
¿Guarda una relación directa la crisis internacional y la específica del sector turístico insular con la sobreoferta alojativa?
Sería conveniente realizar una primera puntualización. Los orígenes de esta crisis internacional en la que estamos inmersos, tiene subase en la quiebra del sistema financiero internacional que, para el caso español presenta el agravante de la fuerte dependencia de la economía del binomio construcción-sector inmobiliario. Para Canarias y, especialmente, para Lanzarote, siendo cierto que la sobreoferta alojativa es un factor a tener en cuenta, deberíamos introducir otras variables como es el impacto que ha causado en la economía de la isla la recesión económica en países de donde provienen nuestros visitantes, especialmente en Alemania y en Inglaterra. En cualquier caso, la economía de Lanzarote, teniendo los mismos riesgos que los de la economía nacional, ha presentado una dependencia prácticamente absoluta del binomio turismo, construcción, lo que la hace más vulnerable si cabe. Por último, ya se hablaba en la isla de la existencia de sobreoferta alojativa antes de que se sustanciaran las distintas manifestaciones de la crisis internacional.
¿Qué modelo defiende la Fundación César Manrique?
La Fundación César Manrique no tiene modelos de desarrollo, lo que sí hace es plantear ideas y reflexiones que serecogen con claridad en aquel "Manifiesto sobre la sostenibilidad de Lanzarote" que, en noviembre de 1998, en el contexto de la moratoria de plazas turísticas promovida por el Cabildo de Lanzarote, lanzamos a la opinión pública. Para la FCM es vital el mantenimiento de los equilibrios básicos humanos, culturales, territoriales y ambientales en Lanzarote. Y eso debe pasar por transitar por unanueva concepción del desarrollo insular vinculada a la calidad de vida de los ciudadanos y a la protección de los límites de tolerancia ambiental. Esto requiere reducir considerablemente la presión turística y urbanística bajo la orientación de políticas de contención que asuman como principio rector permanente la tendencia a la estabilización del techo alojativo en las cifras actuales y el ajuste de las infraestructuras generales a la capacidad de carga real de la Isla.
¿Qué piensa la FCM sobre la compatibilidad entre crecimiento turístico y sostenibilidad?
En Lanzarote, hablar de crecimiento turístico y de sostenibilidad no es asumible. Deberíamos partir de la base de que Lanzarote no es una isla sostenible. Reconocer la dependencia casi absoluta que tiene la isla del exterior hace que sea absurdo asociarla a una idea de territorio sostenible. Ciertamente se puede ir aún peor pero sería saludable abandonar los eufemismos que ocultan y camuflan la auténtica realidad de Lanzarote. Para la FCM, sin la puesta en práctica de políticas que tengan como horizonte el decrecimiento, nada se podrá hacer para compatibilizar el crecimiento turístico y los criterios de sostenibilidad. Cualquier crecimiento acentúa el horizonte de riesgo. Por lo tanto, ante los nuevos retos, habrá que introducir nuevas racionalidades.
¿Qué opina sobre la necesidad de la oferta complementaria en Lanzarote?
Lo prioritario sería recualificar la oferta turística ya existente al amparo de mecanismos eficaces que garanticen en el tiempo, la compatibilidad de las actividades productivas con la conservación del patrimonio natural y cultural de la isla, que es la base de su originalidad. Si mejoramos el tejido urbano, no turístico, mediante la inversión de dinero público, lejos de ser una mejora exclusiva de los usuarios habituales residentes, repercutiría, sin duda, en la mejora del conjunto insular donde los turistas serían también sus usuarios potenciales.
Entonces, ¿por qué apuesta la Fundación?
En cualquier caso, apostamos por criterios de respeto a la singularidad,la escala y el entender al territorio como un bien escaso. Éstas son otras tantas direcciones por donde transitar. Sobra decir que nos oponemos a la instalación en la isla de cualquier intervención que sea consumidor de energía y territorio, esas que contribuirían a estandarizar y vulgarizar los valores singulares que atesora Lanzarote. Sería oportuno recordar que el éxito de la isla como destino turístico ha estado fundamentado en la afortunada interpretación de su patrimonio natural y cultural y, por ende, su singularidad.