Unos pocos girasoles solitarios presiden la tumba del artista más universal de Lanzarote en el cementerio de Haría, César Manrique. El hombre que cambió para siempre el paraíso recibió ayer un solemne homenaje, y de las manos del presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, un discreto ramo de las flores que más amaba César fue depositado en el centro del sepulcro donde descansan sus restos, que no su espíritu, que sigue más vivo que nunca en el corazón de todos los canarios.
Cementerio de Haría
Por primera vez en lo que va de legislatura, el Consejo del Gobierno de Canarias se ha reunido en la Isla de los Volcanes. Aprovechando la primera visita en años de todo el Ejecutivo en peso a Lanzarote, los consejeros y el presidente del Gobierno se acercaron al cementerio de Haría para depositar un ramo de flores en la tumba de César.
Los consejeros llegaron al camposanto de la localidad norteña en guagua. Allí ya estaban, esperando, Mario Pérez, presidente insular de Coalición Canaria (CC) y el alcalde de Haría, anfitrión del Consejo, José Torres Stinga. Por su parte, la dirigente del Cabildo insular, Inés Rojas, llegó en el coche oficial de la Presidencia de la Primera Institución.
Tras los cordiales abrazos y saludos entre los políticos, la procesión se dirigió a la tumba de César Manrique. Allí, tres personas fueron las que se adelantaron para depositar los girasoles en el centro del sepulcro. Adán Martín fue el encargado de dejar las flores en la tierra, flanqueado por ambos lados por Inés Rojas y José Torres Stinga. Mientras tanto, el resto de los consejeros rodearon en silencio a los protagonistas en un solemne acto de homenaje al hombre que reinventó Lanzarote.
Testigo de sostenibilidad
Tras la breve ceremonia, que apenas duró cinco minutos, el presidente del Ejecutivo de la Comunidad comentó a los medios de comunicación el significado simbólico de esta ofrenda, recogiendo el testigo de sostenibilidad que César descubrió para todos los canarios."Este Gobierno ha luchado mucho por la sostenibilidad de Canarias. Y César Manrique fue el primero en defender esa sostenibilidad.
Por eso hemos querido hacerle una ofrenda de girasoles, que era su flor preferida, en homenaje a todo lo que ha significado para Canarias. Son trece años de su muerte. Yo estuve en su entierro y aquel día dije que habíamos perdido un gran artista, pero sobre todo habíamos perdido a un hombre que tenía la capacidad de arrastrar a la opinión pública de toda Canarias. Y los canarios confiaban en él cuando decía que algo tenía que hacerse, todo el mundo confiaba en que el resultado sería bueno, por encima de las leyes y los reglamentos. En ese sentido era un líder. Lo perdimos, pero su espíritu se sigue manteniendo".