Los que más sufren la realidad de los corrales de Soo son los vecinos del pueblo que viven así en unas condiciones higiénico-sanitarias poco adecuadas. Las moscas y el estiércol conviven con los habitantes de este pueblo perteneciente al municipio de Teguise, donde las condiciones de insalubridad están a la orden del día.
Aunque llama la atención que muchos vecinos prefieren no dar la cara para no tener problemas con los ganaderos, algunos sí que se quejan de esta situación que padecen desde hace años.
Éste es el caso de Valentín Martínez, un vecino de Soo que cuenta cerca de su casa con toda una instalación ganadera situada a su vez en las inmediaciones de la iglesia y del velatorio municipal. "Con el calor y el viento, aquí hay una peste que no se puede vivir", afirma.
Este hombre, ya avanzado en edad, poco piensa en las consecuencias de todo ello para si mismo pero, por el contrario, sí que lo hace en los niños. "Para mí, para los pocos días que me quedan, me importa tres pitos, pero para los niños? Ahí tienen los corrales casi a los pies de la escuela y estamos rodeados de porquería y de mierda, con los problemas que esto genera para la salud".
Valentín lleva toda la vida conviviendo con estos corrales y se encuentra ya "cansado de tanta propaganda". "Siempre prometiendo y nada", añade. Eso sí, sentencia, "la culpa la tiene el pueblo, porque si el pueblo fuera unido, aquí no habría corrales ninguno, pero uno tira para acá y el otro para allá y así estamos".
Lo peor, explica otra vecina, "cuando llueve y el estiércol está por toda la calle". "Las tienen ahí sueltas sin vallas ni nada y ni siquiera puedo abrir la ventana del olor que hay". "¿A ti no te molestaría?", nos pregunta irónicamente.
