Ante las sanciones que están recibiendo "en los últimos años y más acentuadamente en los últimos meses", los propietarios y empresarios de La Graciosa se reunieron la pasada semana para "plantar cara" juntos al Gobierno de Canarias y para denunciar que se sienten "perseguidos y presionados de una forma inquisitoria con intenciones que parecen sólo recaudatorias". Así, han lanzado una "llamada de auxilio", cuestionando "la falta de regulación y el vacío legal" en el que denuncian que se encuentran.
"¿Las pretensiones cuáles son? ¿Que cierren estos alojamientos? ¿Que se hunda la economía de la Isla de la Graciosa con las graves consecuencias que esto ocasionaría para sus habitantes?", se preguntan estos empresarios. Frente a esto, reclaman que se "regule urgentemente, que cesen todas las sanciones, que escuchen sus peticiones" y que los responsables "se identifiquen con el problema", que sostienen que "ha sido creado por la dejación durante muchos años del Gobierno de Canarias, como así se refleja en las últimas sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Canarias y el Tribunal Supremo, tachando éste de 'lamentable la gestión de la administración del Gobierno de Canarias'".
En un comunicado, estos empresarios apuntan que les resulta "especialmente doloroso" que "las personas e instituciones que durante tantos años han venido a disfrutar" de sus servicios "sean precisamente las que ahora" les quieren sancionar. "¿Es que la actividad sólo fue legal cuando fue disfrutada por ellos?", cuestionan.
Además, recuerdan que La Graciosa "vive prácticamente del turismo" y critican que las administraciones no se hayan "sentado a estudiar e intentar solucionar detenidamente la problemática con la que se encuentran". Al respecto, defienden que ofrecen los alojamientos "que los turistas demandan para poder visitar La Graciosa y así dar vida a los restaurantes, alquiler de bicicletas, escuela de buceo, actividades acuáticas, supermercados, farmacia, excursiones en Jeep, excursiones en barco, etc". Según defienden, esos turistas aportan "riqueza" a la isla, "además del respeto que muestran hacia la Reserva de la Biosfera, siendo ambas cosas del todo sostenibles".