Casi 470 familias afectadas han acudido a Afol este año y sólo de septiembre a noviembre, 144 nuevos casos fueron detectados o trasladados para tratarse

El cáncer no da tregua en la isla

Todavía no ha acabado el 2007 y las cifras que maneja la Asociación de Familias Oncohematológicas de Lanzarote ya ponen los pelos de punta. Desde enero hasta principios de noviembre, casi 470 familias ...

26 de diciembre de 2007 (01:03 CET)
El cáncer no da tregua en la isla
El cáncer no da tregua en la isla

Todavía no ha acabado el 2007 y las cifras que maneja la Asociación de Familias Oncohematológicas de Lanzarote ya ponen los pelos de punta. Desde enero hasta principios de noviembre, casi 470 familias han pasado por sus instalaciones en busca de ayuda. No es el único dato llamativo. Entre septiembre y noviembre, 144 lanzaroteños fueron diagnosticados o tuvieron que trasladarse fuera de la isla para recibir tratamiento con radioterapia y sólo durante el mes de octubre se detectaron 38 nuevos casos en los que la dolencia del paciente era el temido cáncer, dato que corrobora la directora del Área de Salud de Lanzarote, María José Costa. "Son muchísimos casos los que se están incorporando", reconoce Costa.

Pero los datos de 2006 tampoco fueron nada alagüeños porque alcanzaron los 711 casos de cáncer detectados en la isla. "Vemos cómo está evolucionando día a día muchísimo", se lamenta Carmen Arrocha, presidenta de Afol, "hay que mirar qué está pasando a nuestro alrededor". Y la respuesta que da María José Costa, a esta mirada más allá de los casos ya diagnosticados, es el aumento exponencial de la población en la isla. Por otra parte, y aunque la directora de Salud de la isla explica que el cáncer tiene un componente genético, es decir, que existe una predisposición hereditaria a padecerlo, influyen en su desarrollo muchos factores ambientales.

Costumbres alimenticias, hábitos higiénicos y estilos de vida que de mantenerse como hasta ahora, "lo lógico, es que sigan haciendo aumentar el porcentaje de casos", afirma María José Costa. "Nos están diciendo los especialistas a gritos que controlemos nuestra forma de vida y, a veces, somos medio locos", reflexiona la responsable de Salud, "te pones al sol vuelta y vuelta a las tres de la tarde", un ejemplo que supone una práctica de alto riesgo, pero que se repite en las playas lanzaroteñas.

Cuando la enfermedad te toca

Pero cuando la prevención no ha dado resultados y la enfermedad está diagnosticada, los afectados en Lanzarote no lo tienen nada fácil para iniciar su lucha contra el cáncer. Detrás del dato facilitado por Afol, de las 144 personas que salieron de la isla para recibir tratamiento de radioterapia, están las personas que tienen que subir a un avión y viajar a otra isla, en la que alojarse y comer, además de pasar los rigores del tratamiento. Todo lejos de sus casas y de sus familias.

El Gobierno de Canarias sigue otorgando 12 euros diarios a estos pacientes en concepto de dietas, una cantidad, que incluso desde la Consejería de Sanidad reconocen "que no da para nada". María José Costa asegura que en el horizonte de los proyectos de la Consejería se encuentra aumentar esta cantidad, pero aún no hay fecha determinada para la subida, ni cuantía. Hay que remontarse al menos dos años en el tiempo para recordar la promesa que en su momento la Consejería de Sanidad hizo a las asociaciones de enfermos oncohematológicos, acerca de la adecuación de la Casa del Marino en Las Palmas para que los pacientes que acudieran de otras islas a tratarse a la capital pudieran alojarse en ellas.

"De Casa del Marino, nada" afirma Carmen Arrocha, pero a cambio el Gobierno de Canarias facilita cuatro pisos, dos en Gran Canaria y dos en Tenerife a los que los enfermos oncológicos, y de otras dolencias, se trasladan a través de la trabajadora social del Hospital General de Lanzarote. "La gente viene muy contenta porque además Cruz Roja se encarga de transportarlos y se les proporciona desayuno y cena". En otras ocasiones es la propia Afol la que facilita la estancia en la Fundación Canaria Alejandro da Silva, una casa-hogar para los enfermos trasladados.

¿Radioterapia en Lanzarote...? Difícil

Sólo entre los meses de enero y septiembre de este año, han sido 18.208 los traslados de residentes en Lanzarote a otros lugares para recibir radioterapia, según datos facilitados por Afol. Más allá de las ayudas a estos pacientes trasladados, lo ideal para los miembros de Afol es que no tuvieran que volar a otras islas para radiarse. Y para conseguirlo habría que traer al Hospital General de Lanzarote un acelerador lineal de radioterapia, cuyo coste, tanto del aparato, como de las infraestructuras que necesita, es muy alto. Pero el dinero no es el único problema según la Consejería de Sanidad.

"Estamos hablando de un reactor nuclear y lo primero, es que hay que construir un búnker en el Hospital. No es tan fácil como comprar el aparato y guardarlo en el sótano, porque hay una normativa muy estricta del Consejo de Seguridad Nuclear", explica María José Costa, que deja una puerta a la esperanza, pero no a corto plazo. "No sé si se está pensando que de aquí a diez o quince años, se pudiera ya contar con un acelerador lineal, pero al menos estamos empezando a hablar del tema como un primer paso".

Por su parte Carmen Arrocha es más optimista en este sentido y ya prepara junto a la asociación de Fuerteventura, una carta en la que solicitan que el tratamiento de radioterapia se traiga a alguna de las islas más orientales de Canarias. Planean que la petición se lleve al Parlamento porque aunque entienden que supone un grandísimo coste económico, "si hay que hacerlo, hay que hacerlo. En el Hospital hay espacio para un búnker y para dos", determina Arrocha.

Soluciones inmediatas

El doctor José Luis Varea Bejarano sigue siendo desde hace más de dos años el único oncólogo de la isla a cargo de todos los casos de cáncer. Después de mucho tiempo sin que ningún facultativo ocupara la segunda plaza de Oncología disponible en el Hospital, parece que la solución está cerca. Tanto el gerente del Hospital, Román García Zerpa, como la directora de Salud, han anunciado que en enero llega el oncólogo a la isla. Pero esta no es la única necesidad de los pacientes en Lanzarote.

La asociación ha hecho llegar a la Consejería una petición importante para mejorar la calidad de vida de los enfermos: camas articuladas. Según la directora de Salud, el Hospital está en disposición de prestarlas. Para que la comunicación entre los enfermos y la Consejería sea más fluída, se plantea la creación de una comisión de participación en la que trabajarán conjuntamente familias afectadas y organismos públicos con el fin de mejorar la situación de los enfermos, "porque hay muchas cosas que se pueden hacer", opina María José Costa.

La presidenta de Afol también está de acuerdo en que se pueden hacer muchas mejoras y reivindica que "es hora de que se mojen todos los políticos, porque la sanidad no tiene colores y no es partidista, todos los conejeros nos tenemos que beneficiar de ella, pero requerimos tener salud para seguir avanzando y la voluntad política, hace mucho".

Una casa para ellos

Es todavía una idea incipiente que intenta plasmarse en un proyecto. Avanza despacito pero con ganas, las que le pone Afol. El próximo objetivo de la asociación es dar un hogar a aquellos pacientes de cáncer, que además de enfrentarse cada día a la enfermedad, no tienen una familia en la que apoyarse. Pacientes, principalmente de avanzada edad cuyo estado de salud no requiere estar interandos, pero tampoco están como para vivir solos.

Para ellos Afol ha ideado una situación intermedia, un hogar en el que puedan ser libres para salir y entrar, pero al mismo tiempo estén atendidos y su estado de salud, controlado. "Ahora mismo no tenemos claro cuántas personas están en esta situación, son pocos, pero con cuatro o cinco personas, ya cubrimos una casa".

Afol tiene previsto reunirse con el doctor Varea Bejarano, además de con instituciones para estudiar el proyecto y tenerlo elaborado hacia el próximo mes de febrero, cuando tengan la posibilidad de cceder a alguna subvención para llevarlo a cabo. "Requiere mucho dinero y gente que participe, admeás de trabajadores que lo lleven adelante", reconoce Carmen Arrocha, pero su intención es firme.

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