El Juzgado de lo Penal Número 3 de Arrecife ha condenado a cuatro años de prisión a Juan Manuel Cañada García, administrador único de Lanzatías, por un delito continuado de estafa en la venta de varias viviendas en Arrecife. Según considera probado la sentencia, a la que ha tenido acceso La Voz, García "ocultó la existencia de un gravamen en la transmisión de las fincas" e, incluso, en alguna ocasión "las vendió por segunda vez" a terceras personas.
Además, el acusado ha sido condenado a indemnizar a un total de siete compradores que aportaron un adelanto en la compraventa de estos pisos o, incluso, le entregaron casi todo el dinero desde el principio. Según la sentencia, Juan Manuel Cañada García nunca devolvió estas cantidades económicas a los afectados, que se quedaron sin el dinero y sin la casa. Algunos las acabaron comprando al banco, por el doble de su valor inicial, sostiene el fallo.
La sentencia condena al administrador único de Lanzatías a indemnizar a los afectados con un total de 223.500 euros más los intereses. La Fiscalía y la acusación particular pedían una indemnización en torno a los 210.000 euros, así como cuatro años de prisión para este empresario.
La juez considera en la sentencia que "resulta acreditado la defraudación ejecutada por el acusado, con claro ánimo de lucro o enriquecimiento injusto, y habiendo empleado engaño bastante sobre todos y cada uno de los denunciantes". "Las declaraciones de todos los testigos-denunciantes gozan de mayor credibilidad y veracidad que la prestada por el propio acusado. Los testigos han mantenido siempre la misma versión de los hechos y siempre han mantenido una narración lógica y coherente", señala la magistrada.
"Ambigüedades y contradicciones"
En la sentencia, la juez sostiene que "el acusado, por su parte, con ánimo exculpatorio, no dio una versión coherente de los hechos, se contradecía constantemente con la declaración prestada en instrucción, incluso con las cosas que iba declarando en el mismo acto de juicio oral, dando una versión de los hechos llena de lagunas, contradicciones, ambigüedades, imprecisiones y totalmente contradictoria con la de los testigos".
El administrador único de Lanzatías llegó a declarar en el juicio, celebrado el día 13 de febrero, que no recordaba haber sido condenado judicialmente hasta en cuatro procedimientos civiles anteriores. "En la mayoría de estos procedimientos, el acusado se allanó, es decir, reconoció los hechos objeto de demanda. Es sorprendente que al inicio de su interrogatorio alegase que no recordaba haber sido condenado hasta en cuatro ocasiones", indica la magistrada, que tuvo que llamarle la atención a Juan Manuel Cañada García durante el juicio "por sus declaraciones contradictorias".
Según la sentencia, el acusado se limitó a presentarse como una persona que "desconocía por qué estaba sentado en el banquillo de los acusados, haciendo manifestaciones increíbles y carentes de fundamento alguno".
"Es obvio que no ha contado ni una sola verdad"
La juez considera que en este caso "concurre el núcleo fundamental de engaño propio del delito de estafa". "Muchas de las víctimas, si hubieran conocido la posibilidad, aunque fuera remota, de que se iban a gravar sus futuras viviendas, no habrían decidido comprar las mismas", recoge el fallo. "A nadie puede convencer el acusado diciendo que en la fecha de los hechos (años 2003 y 2004) y como consecuencia de la crisis se vio imposibilitado a cumplir los contratos privados y que si no ha devuelto el dinero ha sido porque no ha podido. Todos sabemos que la crisis llegó en el año 2007 y, en el caso de Lanzarote, hasta ese año no había apenas paro", insiste la juez en su sentencia.
La conclusión de esta juez es que las alegaciones de Juan Manuel Cañada García "no merecen ningún tipo de credibilidad". "Es obvio que no ha contado ni una sola verdad, ni a lo largo de la instrucción ni en el juicio oral. La declaración del acusado no se sostiene por ningún lado, se mire por donde se mire, al estar llena de contradicciones y ambigüedades", indica.
"Existe dolo típico"
La magistrada considera también que en este caso existe "dolo típico", ya que el acusado vendió a terceros viviendas que ya había vendido a otros compradores. "La segunda venta otorgada se hizo con la conciencia de que estaba transmitiendo una parte del inmueble que ya no le pertenecía. A pesar de esta conciencia de ilicitud, realizó segundas compraventas", indica la juez.
Además, la magistrada señala también que le "repugna" la forma en la que dos perjudicados se enteraron de que sus viviendas habían sido vendidas a terceras personas. Y es que uno de los afectados se dio cuenta cuando vio a un obrero montando la cocina de su casa y fue este operario el que le contó que en ese piso iba a vivir una familia colombiana. Otro afectado, al ver cortinas en su futura vivienda, fue a preguntarle al acusado qué ocurría y éste "le mintió al decirle que estaba viviendo un empleado suyo, lo cual no era cierto", según el fallo judicial.
La juez considera que el administrador único de Lanzatías perjudicó económicamente a los afectados, ya que no les devolvió el dinero que le entregaron, actuó con "mala fe" y tuvo un comportamiento "claro de estafa, se mire por donde se mire". "Lejos de arrepentirse por lo realizado, considera que él no tiene la culpa de lo sucedido y que son los perjudicados los que le dieron una puñalada por la espalda", manifiesta la juez en su sentencia, que condena a Juan Manuel Cañada García a cuatro años de prisión por estos hechos.
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