"Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla,
que no hay que decirle que haga las cosas,
sino que sabe lo que hay que hacer, y lo hace"
Estos versos de Mario Benedetti cuelgan de las paredes de la pequeña oficina de Tiemar. Cuando se acerca la Navidad, la Asociación Rural de Mujeres se pone las pilas para recoger alimentos, ropa, calzado y productos de higiene, que irán destinados a los sectores más desfavorecidos de la Isla. "Nosotras cogemos nuestros coches y llevamos la ayuda a colectivos de personas sin hogar, con problemas con la droga, mujeres maltratadas y familias que están pasando por momentos críticos", explica Vicenta Monge, presidenta de la asociación.
A la hora de ayudar, no hace falta ir muy lejos. Estas campañas están dirigidas "al prójimo más próximo", como indica Vicenta. "Son personas que no están muy lejos, las tenemos aquí mismo, en nuestro municipio, y sabemos que un poquito de lo nuestro siempre es mucho para ellos". Tiemar trabaja con ONG's como Lanzarote Acoge, Remar, Faro Positivo, Calor y Café, y otras asociaciones que trabajan con presos o inmigrantes.
La multiculturalidad es una de las principales características de Tiemar, una asociación que está integrada por más de cuarenta mujeres de diferentes nacionalidades. Entre sus acciones, se encuentra el Servicio Integral de Atención a la Mujer, que facilita asesoramiento jurídico, laboral y psicológico, ofrece talleres y conferencias.
Uno de los temas que más preocupa es la violencia de género. Con el fin de luchar contra un problema que cada día se hace patente en los medios de comunicación, Tiemar ha propuesto un proyecto dentro del Plan de Participación Ciudadana, llevado a cabo estos días en Lanzarote. "Con la subvención que nos proporcionen organizaremos talleres sobre el intercambio de roles, el mantenimiento del hogar, y otros aspectos que tengan que ver con la violencia de género", explica Vicenta. Tiemar cuenta con un servicio de asistencia 24 horas. "El móvil lo tenemos operativo todo el día y hemos ayudado a mujeres que llaman porque no saben qué hacer", añade Vicenta, orgullosa.