LOS CUENTOS PODRÁN ENVIARSE HASTA EL 31 DE AGOSTO

Nuevos microrrelatos se suman al V Concurso de Radio Lanzarote

El concurso acumula ya decenas de cuentos participantes en esta edición. Los textos podrán enviarse hasta el 31 de agosto?

16 de agosto de 2015 (12:17 CET)
Nuevos microrrelatos se suman al V Concurso de Radio Lanzarote
Nuevos microrrelatos se suman al V Concurso de Radio Lanzarote

Un total de 13 nuevos microrrelatos se presentaron la pasada semana a la V edición del Concurso de Microrrelatos de Radio Lanzarote, que sigue sumando participantes. Para esta ocasión, en las obras deben aparecer dos temas: El Quijote y la radio. 

En cuanto a los premios que obtendrán los ganadores del certamen, el autor del mejor micorrelato conseguirá una comida o cena degustación en el Restaurante Sushi Bar Minato, ubicado en Puerto Calero. El segundo premio consistirá en una comida degustación para dos personas en el Restaurante Turco Turkuaz, en el Centro Comercial Jameos Playa, de Puerto del Carmen. Por último, el tercer premiado se llevará un bono para dos personas en el circuito spa del "Spa Costa Calero", en Puerto Calero.

En cuanto a los requisitos del concurso, al igual que en las anteriores ediciones, los microrrelatos deben tener una extensión máxima de cien palabras, incluyendo el título si lo hubiera. Cada autor podrá presentar un máximo de cinco relatos, que podrán estar firmados con pseudónimo, siempre que se adjunten el nombre y teléfono de contacto de su autor.

El plazo para participar en este certamen literario se abrió el 1 de julio y concluye el día 31 de agosto. Aquellos que deseen participar podrán hacerlo enviando sus obras al correo electrónico concursorelatos@lanzarotemedia.net. Estos son los micorrelatos recibidos entre el 3 y el 9 de agosto:

 

Equipaje de escudero


Abandonaron el lugar de noche. Cabalgaron a la luz de las estrellas durante unas horas. Habían recorrido poco más de una legua cuando llegaron a la orilla de un arroyo.

–Éste es buen sitio para descansar –dijo el caballero.

El escudero bajó del burro y ayudó a descabalgar al caballero. Luego, sacó pan y queso.

–Dame agua.

Cuando terminó de atender a su amo, el escudero comenzó a rebuscar algo en sus alforjas.

–¡Ay, ay!

–¿Qué pasa, Sancho?

–Tenemos que regresar, señor. He olvidado lo más importante.

–¿El qué?

–Mi radio portátil.

 

Sin Título


A la vera del camino, bajo la sombra de un algarrobo, echábase Sancho la siesta. Acompañado de la calor y de su radio, que ocultárala a su señor Don Quijote. No porque le hiciera compañía o le gustara escucharla, sino porque le predecía de su venida, tanto metal que llevare interfería en la señal al aproximarse. Un día su sueño era tan profundo que no alertando su presencia se descubrió colgando del árbol, entre gritos y jadeos, a donde llegara por arte del hidalgo caballero al pensar éste las voces que escuchara eran ánimas intentando llevarse a su fiel escudero.

 

Dentro de ti


Siénteme dentro, respira conmigo, que tu cuerpo me envuelva y acoja, me cuide y me quiera, como yo te quiero ya ...mamá.

Soy parte de ti, estoy en ti y vivo de ti. Quizá no sea lo que tu esperabas, tu soñabas con ser la amada Dulcinea de un Quijote galante, de vivir tu historia de princesas y de novelas de radio. Pero aquí estoy, soy un ser pequeñito que habito en ti, y que quiero ser parte tuya, aunque a ti te parezco un gigante cual molino amenazante.

En verdad mamá....no lo hagas...

 

Ideales y Realidad


Llevaba pantalón chino azul con pinzas, polo blanco, suéter de pico y náuticos; había llegado temprano, cruzó el hall, temblaba como una hoja, se acarició la cicatriz de la mano al ver el bollo en la pared del ascensor, el edificio le era familiar, meses antes en una manifestación lo había invadido disfrazado de El Quijote.

Una joven sonriente lo recibió : "¡¡Bienvenido a radio Universo!!!"

Sintió su estomago pegado a su espalda y su dignidad y el hambre pegada a sus pies. Se quería morir pero habló: "Hola. Soy Juan, el nuevo becario"

 

Imaginación


Faltaba una hora de siesta y ya se oía el alboroto por el pasillo...:

"¡¡ Rápido ...ha sido en la cocina!!! "

Cuando abrieron la puerta el espectáculo era quijotesco:

- ¿Pero qué le has hecho a tu hermano?- preguntó la madre con cara de terror.

- Tuve a bien satisfacer el agravio que me había hecho peleando con él mano a mano.

-¡¡Pero si le has roto las costillas animal!!

-¡¡Mi ventilador!! - gritó la abuela

-¡Eran gigantes, no cautivas criaturas!.

-.. te lo dije Matilde, no es buena idea ponerles el Quijote en la radio mientras dormimos.

 

Andanzas


Paso a paso, sin prisas, avanzo por esta playa conejera, acompañado en mis andanzas por un ameno programa de radio local; y, una sombra...

En las cercanías, destaca en su altura un viejo molino, visiblemente desmejorado; alguién se olvidó de él, de su mantenimiento.

Las cosas son así, sí... si se van dejando...

Alrededor del molino no veo molinero, malvados gigantes, Quijote con Rocinante, ni Rucio alguno.

Aunque, de Sancho...basta con ojear nuevamente la sombra...

Si, hoy el paseíto más largo, y a pasito ligero, oiga.... a ver si -así, y con constancia-dejo al "Panza" atrás!.

 

La ronda


Don Quijote llamó a la radio y tuvo que esperar un buen rato con el teléfono en la oreja antes de salir a las ondas. "Con semejante nombre habrá llamado usted para rondar a Dulcinea del Toboso", inquirió burlón el locutor, pretendiendo continuar la broma. "No del Toboso, sino de los Grupos del Marqués de Valterra, que es donde habita hoy mi fermosa doncella", aclaró el Quijote con la voz cansada por los siglos. Y como si conociera al locutor de toda la vida eterna, le rogó: "Píncheme, maese Francisco José, alguna copla amorosa en esta noche estrellada"

 

La cólera


Recién dando la noticia por la radio del ataque a los molinos, decíale Sancho a su Señor Don Quijote, mientras atravesaban el barrio de los panaderos, no me gusta como estas gentes nos miran, se me hiela la sangre y se me ponen los vellos como escarpias y me suda la cogotera y ya no siento los pies ni mis posaderas y mis manos son como dos garrotes hechos de hierro forjado sujetos gracias a las bridas. No se preocupe usted amigo Sancho porque todavía no saben de nuestra hazaña espantando a esos ogros, origen de su enojo.

 

Novatada


Su primer día en la radio y le habían dicho que le tocaba entrevistar a un famoso. Todo él era un manojo de nervios porque, para colmo, no le aclararon de quién se trataba. Según le dijeron, las preguntas que había de hacerle se las daría el propio personaje antes de empezar. ¿Qué broma de mal gusto era aquella? Aunque se tratara de una grabación, se sentía perdido. Pero lo que le heló la sangre fue ver a aquel manojo de huesos inclinarse cortésmente diciendo:

—Dios guarde a vuesa merced. Soy don Quijote de la Mancha.

 

¡Cuidado!


Profanaron la tumba de mi creador y exhibieron sus restos como un trofeo macabro. No han aprendido nada del castigo que algunas momias han infringido a los saqueadores de pirámides. Han olvidado que soy el desfacedor de entuertos y a mí corresponde vengar esta profanación. Aniquilaré uno a uno a todo el que haya osado tocar sus huesos, ¡mirarlos siquiera! Y vosotros, que participáis en este concurso de radio sobre mi augusta persona, probaréis la fuerza de mi brazo, el filo de mi espada. Quizás ahora mismo estoy detrás de alguno de vosotros.

 

Reporteros


—Sancho, ¿ves esa estrella que allí parece?

—Sí, mi señor, y según se acerca, siento que por segunda vez en mi vida se me humedece la entrepierna (con perdón).

—Valor, sancho, porque a los encantamientos, como a cualquier enemigo, se le ha de arremeter con la lanza.

—Ni contra brujería caben lanzas ni yo las tengo. ¡Pero qué hacéis, señor, teneos antes de que ese fuego os queme las barbas!

Ante el asombro de don Quijote y su escudero, la "estrella" aterrizó, se apagó y, por una puerta pequeña, salió un reportero de radio micrófono en mano.

 

Paseo


El sol empieza a ruborizar las nubes con su adiós perezoso, mientras conduzco todo lo despacio que puedo por las carreteras estrechas de La Geria. Pronto anochecerá. En la radio están hablando del cuarto centenario del Quijote, y yo lo oigo a medias porque mis sentidos están absorbiendo cada matiz de la luz que se borra lentamente del paisaje. Sé que pronto entraré en otras carreteras, los faros se cruzarán conmigo en hileras interminables; atravesaré pueblos, y llegaré a casa (qué triste puede ser esta palabra en ocasiones).

 

Hielo y fuego 


–¿No oyes? –le pregunta Aldonza, su mujer.

Hay un ruido terrible en el primer piso.

–Tu hijo tiene la radio a todo volumen. Ve a decirle que la quite o que la baje.

Alonso resopla. Siempre le toca regañas a su hijo.

Mientras sube las escaleras, recuerda su propia adolescencia: no dio tantos problemas. Se pasaba horas y horas leyendo las Crónicas de la Dragonlance. ¿Por qué no le gustarían a su hijo, como a todos los adolescentes, las novelas de George R. R. Martin? Él ha devorado ya todos los volúmenes que le regaló en Navidad.

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