El fondo Coral Homes SL, que tiene más de 35.000 inmuebles por todo el país, pidió al Ayuntamiento de Yaiza que evalúe el riesgo de derrumbe en las viviendas inacabadas de la parcela 146 del Faro de Pechiguera, donde viven en torno a 60 familias que en su mayoría trabajan en los hoteles de la localidad turística.
Coral Homes SL está compuesta por CaixaBank y el fondo de inversión estadounidense Lone Star. Según la documentación a la que ha tenido acceso La Voz, esta empresa inmobiliaria instó al consistorio sureño a realizar un informe técnico que analizara el estado estructural de las viviendas, buscando "daños y debilidades" en la construcción.
En una instancia general también pidió al consistorio que indagara en los "riesgos potenciales" de derrumbe para las personas que viven en las viviendas y los peligros "a corto y largo plazo". Entre las demandas de la propiedad, instó al Ayuntamiento a recomendar "medidas inmediatas" para asegurar estos inmuebles, incluyendo "el requerimiento de desalojo inmediato".
Inicialmente, esta entidad denunció por la vía penal a los ocupantes de las 90 viviendas inacabadas. Sin embargo, el Juzgado de Instrucción rechazó sus pretensiones y resaltó que la protección penal no puede llegar a "quien no ha mostrado ningún tipo de interés en su propiedad durante un tiempo tan significativamente amplio".
En ese punto, el Juzgado de Arrecife dio carpetazo a la causa por usurpación e instó a la propiedad a comenzar un procedimiento civil de desahucio. El fondo ha comenzado un nuevo proceso, esta vez por la vía civil, para desalojar a los ocupantes y ha pedido al órgano judicial como medida cautelar el desalojo de las familias que viven en los esqueletos.
Esta obra de la calle Austria fue abandonada por la inmobiliaria Inversur Lanzarote SL hace casi 20 años. La construcción de estas viviendas fue paralizada en el año 2006 al estar proyectada en el entorno del Faro de Pechiguera, un faro del siglo XIX declarado como Bien de Interés Cultural. La empresa promotora trató de eliminar las medidas de protección de este elemento y de continuar con las obras, pero no lo logró. Tras ello, abandonó la finca y las viviendas a medio acabar.
Desde hace casi 20 años, esta obra se ha convertido en uno de los esqueletos de hormigón de la isla de Lanzarote. Ahora, la falta de vivienda ha llevado a muchas familias a adaptarlas para vivir en ellas, a la espera de conseguir un alquiler asequible. Según datos ofrecidos en marzo de 2024 por los ocupantes, en la propiedad viven alrededor de 40 menores.