El juzgado de Instrucción de Arrecife ha archivado provisionalmente la denuncia presentada por ataques reiterados de perros en Charco del Palo, en Haría.
Los vecinos, que llevan años denunciando los hechos, aseguran sentirse "abandonados por unas instituciones que, según afirman, conocen perfectamente la situación pero han optado por no intervenir".
Los hechos comenzaron hace al menos tres años, cuando varios perros propiedad de un vecino comenzaron a deambular libremente por la zona, accediendo a viviendas particulares, jardines y azoteas. Desde entonces, han causado la muerte de al menos catorce animales domésticos, heridas a otros y episodios de agresión a personas, según afirma este ciudadano.
A pesar de las denuncias presentadas y la nota de prensa emitida por la Guardia Civil el pasado 9 de julio reconociendo la investigación penal, el procedimiento judicial ha sido archivado sin que "se haya tomado declaración a las partes ni realizado diligencias", manifiesta.
“No han hecho absolutamente nada”
Según el abogado del afectado, Eloi Sarrió, especialista en Derecho Animal, “estamos ante un caso de manual de inacción institucional. Hay pruebas, hay denuncias, hay un parque infantil a pocos metros, y aun así el Ayuntamiento y la Policía Local no han hecho absolutamente nada”. Desde su despacho se ha solicitado la reapertura del caso, la incoación de sanciones administrativas y el decomiso de los animales implicados, conforme al artículo 65 de la Ley de Bienestar Animal.
Además, manifiesta que "la Policía Local de Haría ha sido denunciada penalmente por negarse a tramitar denuncias y no atender llamadas de emergencia, mientras que el Ayuntamiento de Teguise no ha aplicado ninguna de las medidas solicitadas por la Guardia Civil, como la identificación de los animales, su control sanitario o la apertura de expedientes sancionadores".
"Vecinos atrapados por el miedo"
Uno de los vecinos afectados ha perdido tres animales en diferentes ataques. Desde entonces, vive encerrado en casa, con miedo a salir o abrir ventanas. “Desde febrero no duermo. Cada ruido me sobresalta. No es solo lo que me han matado, es lo que me sigue dando miedo cada día”, afirma.
Mientras tanto, la pregunta en Charco del Palo sigue siendo la misma: ¿Qué más tiene que pasar para que las autoridades actúen?