El Gobierno de Canarias solicitó esta semana al Ministerio de Fomento que paralizase el concurso abierto por la vía de urgencia el pasado 8 de enero, para adjudicar la línea marítima de obligación de servicio público (OSP) entre Canarias y la Península. El motivo no es otro que la exclusión de las islas de Lanzarote, Fuerteventura y La Palma de la OSP, relegando su conectividad al apartado de mejoras, es decir, dejando la posibilidad de su conexión con la Península a merced de que las compañías decidiesen o no incluirlas en su oferta.
Para el Gobierno autonómico, la conectividad con el exterior del Archipiélago es una necesidad más para el desarrollo económico y social, por lo que no cabe realizar esta distinción para islas con el suficiente volumen de negocio con el exterior y cuya exclusión puede influir negativamente en la cesta de precios para el consumidor.
En este sentido, la Dirección General de Transportes del Gobierno de Canarias entiende que, por razones operativas, las empresas navieras comuniquen las tres islas mencionadas a través de las islas capitalinas, de modo que las conexiones en las nuevas rutas sean viables, al aprovechar las economías de escala que genera el paso por los puertos de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.
Sin embargo, la Dirección General de Transportes recuerda que la rutas así diseñadas vienen a cubrir la necesidad de La Palma, Fuerteventura y Lanzarote de surtirse y exportar productos desde y hacia la Península Ibérica, por lo que de ningún modo pueden considerarse los trayectos con los puertos capitalinos como rutas distintas a las que deben ser recogidas en el concurso impulsado por el Ministerio de Fomento.
Es decir, que el concurso promovido por el Estado ha de garantizar todos y cada uno de los tramos de la ruta entre las islas y Cádiz o cualquier otro puerto elegido en territorio peninsular, y no cabe la posibilidad de hacer dejación de sus competencias, pretendiendo que los trayectos entre islas, dentro de la única ruta Canarias-Península, son trayectos interinsulares, toda vez que la mercancía y pasajeros transportados tienen como puntos de salida y llegada claramente definidos un puerto del Archipiélago y otro en territorio peninsular.
