Vivienda

Montar tu casa como un puzle: la alternativa a las largas esperas para construir en Lanzarote

La falta de mano de obra y el crecimiento de la demanda de vivienda traen a la isla nuevos sistemas constructivos que se montan en cinco días

El arquitecto Alejandro Muñoz, de 3tudio, habla de vivienda. Foto: Juan Mateos.

El arquitecto Alejandro Muñoz, de 3tudio, abrió hace 20 años su estudio en Lanzarote. Natural de Tenerife, lleva dos décadas asentado en la isla, donde se dedica tanto a rehabilitar viviendas tradicionales como a crear otras con diseños más modernos. En mitad de una crisis habitacional sin precedentes, su estudio ve cómo aumenta la demanda de clientes, pero también cómo la construcción se ralentiza por la falta de mano de obra. Esta realidad poliédrica hace que lleguen a la isla sistemas de construcción por piezas, que llevan décadas utilizándose en Europa. 

A la hora de enfocar una rehabilitación de vivienda, su perspectiva es "completamente diferente" a cuando se enfrenta a una obra nueva. "En una vivienda nueva te guías por el lugar, el cliente, las necesidades, de dónde viene el viento o por dónde sale el sol y cuál es el modo de vida del cliente". Sin embargo, "en una tradicional, la intención es otra, intentar darle vida a esa arquitectura que está a punto de desaparecer". 

En un contexto de emergencia habitacional, con los precios del alquiler y de la vivienda en venta más caros que nunca antes en Lanzarote y con problemas para responder a la demanda en la construcción, este estudio trata de reducir los plazos de espera a través de sistemas constructivos industrializados, que en esencia son viviendas de diferentes materiales que se crean en fábricas fuera de la isla, se transportan en contenedores y se montan aquí. 

"La parte estructural, que en una construcción normal tardaría tres meses más o menos, se hacen en cinco días aquí en la isla", asegura Alejandro Muñoz

"Ahora mismo está habiendo bastantes dificultades para conseguir constructor porque en la isla no hay mano de obra", explica Muñoz, que indica que las constructoras están muy limitadas y están trabajando con esperas de hasta un año para comenzar a ejecutar las viviendas. 

Para tratar de acortar plazos, su estudio ya trabaja con empresas de varios países europeos que fabrican las piezas en sus talleres y luego las mandan a la isla. "La parte estructural, que en una construcción normal tardaría tres meses más o menos, se hacen en cinco días aquí en la isla", añade.

"Las piezas llegan en los contenedores en el sentido inverso a cómo se va montando, se va sacando como un puzle y se montan", explica. Este montaje se hace con mano de obra especializada que viene de fuera de la isla, por lo que "es una manera de eludir el gran problema" que está viviendo la isla. 

En su caso, comercializan hasta cinco sistemas diferentes, que varían por los materiales y tipos de composición, como pueden ser el acero y la madera, que permiten diseñar una casa "al gusto" del cliente y no viviendas estandarizadas. "No son casas hechas, tú decides cómo la quieres y la puedes adaptar al lugar, hacer accesible", añade Alejandro Muñoz. Para él, este tipo de viviendas es "una forma de de democratizar el diseño de la arquitectura de lujo". 

Estos sistemas suelen ser más rápidos de construir y algo más baratos que los tradicionales, pero se rigen por las mismas leyes urbanísticas que una casa de bloques. "Incluso hay muchos aspectos, donde la construcción tradicional pasa un poco de puntillas o pasa los filtros rozando y estos sistemas cumplen muy por encima de los parámetros mínimos que establece la norma, tanto en sostenibilidad como en ahorro energético, aislamiento, calidad térmica, en renovación del aire son muy superiores a la construcción tradicional", defiende.

En este sentido, indica que aunque "resulta chocante cuando alguien ve la construcción, que se ve la madera, ese no es el acabado final". Este arquitecto explica, que al concluir una vivienda industrializada su acabado no se distingue de otras viviendas. "Se respetan los acabados, los colores, la composición", apostilla.

Estructura de la Casa Estrada, en Tinajo, una vivienda industrializada. Foto: 3tudio.

 

 

Rehabilitación de viviendas históricas, el ejemplo de la casa Carrasco

"Quien tiene una vivienda tradicional tiene un tesoro, porque tiene un bien que no se puede reproducir", defiende Alejandro Muñoz, que invita a ver las restricciones de protección patrimonial como "una ventaja, un forma de saber que nos orientan hacia un sitio, pero aprovechando que todo tiene diferentes formas de lectura y cierta flexibilidad". 

Entre las obras que lleva entre manos, el tinerfeño está trabajando en la rehabilitación de la histórica casa Carrasco de San Bartolomé, que será la nueva sede de Bodegas Los Bermejos. Esta vivienda, que mide en torno a 2.000 metros cuadrados, se encuentra a la entrada de La Geria.

"Es un proyecto de varios años, puesto que son obras muy delicadas donde todo es a medida. Son muy artesanales", indica Muñoz al otro lado del teléfono. Por ejemplo, en esta rehabilitación están realizando reproducciones exactas de la carpintería original de la vivienda. "El carpintero prácticamente vive allí, tomando medidas, salvando los materiales que todavía están en buenas condiciones para sustituir piezas o las partes que no lo están", apostilla. 

Casa Carrasco en San Bartolomé. Foto: Alejandro Muñoz.

 

En la rehabilitación de viviendas lanzaroteñas, el arquitecto defiende la idea de "devolverle la vida" a la construcción. "Investigar, ver cómo era, reproducirla, no solamente físicamente". Por ello, asegura que "es muy importante utilizar las técnicas tradicionales y los materiales originales". 

En este punto, señala la importancia de abogar por la "sinceridad constructiva", de modo que "no solamente sea una cuestión estética o de composición, de que se vea bonito, sino que además haya una sinceridad constructiva, que sea honesta, que realmente esté construida y hecha como fue concebida en su momento".

Para este estudio, lo importante no es que "quede solamente como esa rehabilitación en una cuestión estética, sino que al final se transmita también que es un acto de responsabilidad y de vínculo con el pasado". Además de "traer a la actualidad la memoria y el resultado de siglos de adaptación a un territorio que era extremo. No queremos coger esa arquitectura y decorarla como si fuera una postal, sino devolverle con sus materiales, sus proporciones, con toda su verdad".

Casa Besia en Haría. Foto: Alejandro Muñoz (3tudio).

 

La arquitectura moderna frente a copiar la tradicional

Muñoz siempre estuvo vinculado con Lanzarote y con la obra de Manrique. "César Manrique salvó a Lanzarote, que estaba abandonada, y le dio una nueva forma de mirarse a sí misma", señala durante una entrevista con La Voz sobre la obra del artista en la isla. 

La inspiración de Manrique y de los trabajos del arquitecto portugués Alejandro Siza, con diseños "no muy ostentosos ni complicados" y siguiendo un arte constructivo más minimalista, han guiado la esencia de su trabajo actual en Lanzarote. Sobre su obra nueva, su estudio apuesta por la construcción de obras más modernas en la isla, prefiere apostar por construcciones que se adapten a las necesidades actuales. "El pasado, la arquitectura tradicional, también te guía, pero cada época necesita su arquitectura", continúa. En este sentido, está en contra de imitar la arquitectura tradicional porque entiende que es "quitarle valor" a estas construcciones. 

En esta línea, su filosofía es "nunca replicar lo antiguo, sino aprender de ello, extraer su esencia, su forma de dialogar con el clima, con la luz y el paisaje". Para este arquitecto "lo más atractivo" de la obra manriqueña "es que se atrevió a imaginar cómo podía evolucionar, cómo podía llegar a ser". "Lo que más me gustó es que no imitó la tradición, sino que la reinterpretó, con un lenguaje nuevo, con nuevas ideas y lo supo adaptar a la isla", señala.

 

Casa Redondo en Tahíche. Foto: Alejandro Muñoz.