La mayoría de lanzaroteños considera que el auge de la vivienda vacacional deteriora la convivencia ciudadana, provoca la expulsión de los residentes de sus barrios y supone la pérdida de tranquilidad y de calidad de vida. A lo que añaden que aumenta el coste de vida allí donde se implanta y complica el acceso al alquiler permanente. Así lo expone el Sociobarómetro de Canarias, con datos de noviembre de 2025.
Si bien es cierto, existen opiniones más polarizadas entre quienes consideran que las vacacionales producen empleos precarios (57,8%) y quienes consideran que no (41,8%) lo hacen, y entre quienes creen que el alquiler vacacional destruye puestos de trabajo en los hoteles (58,8%), y los que piensan que no (40.9%).
A pesar de los aspectos negativos, los residentes en la isla de los volcanes también señalan que este modelo turístico reparte mejor los beneficios entre la sociedad y favorece a zonas que habitualmente no se benefician del turismo.
Además, la mayoría tiene la percepción de que el mercado vacacional ayuda a que las viviendas se mantengan en mejor estado y los barrios estén mejor conservados.
En la citada encuesta, la mayoría de encuestados en Lanzarote estima que el alquiler vacacional no ayuda a la economía de "muchas familias canarias" ni revitaliza económicamente la zona en la que se localiza.