En uno de los últimos vídeos de su cuenta de Youtube, del que se han hecho eco varios diarios ingleses como Daily Mail, el británico David Gainford, afincado en Lanzarote ha lanzado una advertencia sobre los turistas que "arruinan" la isla.
Gainford, que organiza viajes turísticos en la isla y publica vídeos sobre Lanzarote, denuncia en uno de los últimos un problema cada vez mayor para el medio ambiente en Lanzarote del que, según dice, nadie parece estar hablando: la "explosión de los candados del amor".
El agente de viajes considera Lanzarote “un paraíso para visitar y un lugar excelente para demostrar el amor en pareja. Lo que no es una buena manera de demostrar amor son los candados. Es básicamente vandalismo", concluye.
Gainford explica que muchas tiendas locales están vendiendo candados de plástico y rotuladores permanentes que algunos turistas utilizan para lo que consideran romanticismo y en realidad solo vandaliza la isla.
“Alguien ha tenido la idea de que esto podría ser una mina de oro, y están sacando provecho vendiendo candados de amor de plástico. Son horribles. Lo único que hacen es desteñirse y oxidarse”, dice.
"Esto es la contaminación por plástico en su punto más alto. Les pregunto a los ambientalistas: ¿van a abordar el problema que tienen delante de sus ojos? Tiene que parar, y tiene que parar ya", concluye.
Este tipo de candados se han ido viralizado en todo tipo de barandillas de numerosos rincones turísticos del mundo. Algunos piensan que sirven para demostrar el amor y graban sus nombres o iniciales para dar idea de un supuesto amor inquebrantable.
El fenómeno realmente despegó en los años 2000. Se cree que el boom moderno comenzó tras la publicación en 2006 de la novela "Ho voglia di te" ("Tengo ganas de ti") de Federico Moccia, y su posterior adaptación cinematográfica. En ella, los protagonistas colocan un candado en una farola del puente romano Milvio y lanzan la llave al río Tíber.
Los fans de la película comenzaron a imitar el gesto, y pronto la moda se extendió a otras ciudades turísticas. En París, los candados fueron retirados del Pont des Arts en 2015 porque su peso (más de 45 toneladas) representaba un riesgo estructural.